Óscar Higares amplió fronteras profesionales. Hoy ha consolidado su carrera de actor tras casi dos décadas de “trabajo, trabajo y mucho trabajo”. Los ruedos donde se anuncia ahora son los de HBO, Disney o Netflix, donde mañana 23 de febrero estrena la tercera temporada de la serie ‘Entrevías’, que le ha consolidado en la industria del audiovisual. Pero Óscar Higares no olvida y reivindica con orgullo su “alma de torero”. De batirse el cobre a lo largo de la última época dorada del toreo –la que va de los 90 hasta el pinchazo de la burbuja– con las ganaderías más duras, “aunque no sea comparable”, hoy “e pellizco en el estómago” se lo ponen “las pruebas de un cásting”, tener que memorizar cinco folios para una escena o, como explica, “en el proyecto en el que estoy ahora –una serie que dirige Urbizu para HBO–, mi personaje tiene que hablar inglés y yo no hablo ni papa. Otro reto más, otra de Miura mala, empalmada con uno de Victorino y de Palha encima.”
La carrera de Óscar Higares, su progresión, su historial en los ruedos y su carrera como actor, la reivindicación que le ha dado el comisario Romero en la tercera temporada de ‘Entrevías’, emitida por Telecinco este invierno y que ahora llega a Netflix, deberían ser motivo de orgullo para el sector taurino, siempre encerrado en sí mismo y semiexcluido de la sociedad. Por eso esta entrevista. Higares y sus logros son motivo de orgullo por la demostración de que la cultura siempre es transversal, y por la capacidad de un torero de cuna de ser más allá sin perder ni renegar de su alma, sus valores y sus raíces.

P.- Óscar Higares ha llegado al gran público a través del comisario Romero. Un amigo que no conoce toda tu trayectoria me empieza a preguntar sobre tí al verte en la tercera temporada de ‘Entrevías’.
R.- El personaje del comisario Romero me ha dado muchas alegrías. Ha tenido la aceptación que yo sabía que iba a tener: que todo el mundo lo odie, porque es un personaje muy cabrón. El conseguir que a la gente le cale el personaje es algo maravilloso. Me dicen, joder, cuando te he visto no daba crédito, tú que eres un tipo cariñoso y en la serie… Y les digo, de eso se trata, lo bonito de esta profesión es meterte en la piel de diferentes personajes, hacer que traspasen la pantalla y que la gente les coja cariño o los odie.
P.- ¿Y cómo has llegado hasta aquí… un cúmulo de casualidades o…?
R.- Trabajo, trabajo y más trabajo. Pero como en el toro, donde mi carrera se labró a base de echarle mucha raza, matar corridas muy duras y estar siempre en el límite, de esforzarse, sacrificarse y obtener una recompensa… Casi siempre más pequeña que el esfuerzo que se hacía, porque en ese tipo corridas ya sabes que el público va de otra manera, lo ve de otra manera y siempre se está más a favor del toro.
Toda mi vida ha sido así, porque los valores que estoy pudiendo transmitir a mis hijas son esos, los del esfuerzo, los del trabajo, los del sacrificio, los del compromiso. Todas esas cosas que ahora parecen no estar muy de moda. Ahora lo que quiere ser la gente es famosa, publicar un vídeo viral y ganar de dinero… Y dice, ¡guau, qué triste!
P.- Entrevías ha supuesto un salto con un papel casi protagonista, pero detrás ya hay una larga trayectoria frente a las cámaras y en los escenarios.
R.- Llevo trabajando de actor 17 o 18 años ya. La gente te ve cuando entras en proyectos grandes. Pero yo he toreado en muchos pueblos y me he vestido en muchos ayuntamientos. Participé en un concurso de monólogos donde había gente que no tenía que ver con la interpretación y tras 14 semanas, gané aquel concurso. Entonces alguien dijo, este tío tiene una vis cómica y un punto actoral al que se le puede sacar mucho partido. Y me hicieron una prueba para una serie. Mira, dije, yo estoy toreando y no sé si lo voy a poder compaginar. Y sí, lo hice, porque a mi siempre me ha gustado aprender e investigar. Me tiré a la piscina, me preparé la prueba como como si fuese Robert de Niro y así empecé en Canal Sur a trabajar en una serie, luego otra. y así, paso a paso hasta que caigo en manos del maestro Enrique Urbizu.
P.- ¿Y eso cómo fue?
R.- Me dicen, oye, que Enrique Urbizu te quiere ver. Eso es como si te llaman los Lozano o los Chopera. Y me dice, tengo un personaje para tí, y me hizo la prueba. Aquel personaje era Caracaballo, lugarteniente del personaje de José Cornado en la serie ‘Gigantes’. Ese papel a mi me posicionó en el planeta de todo lo que rodea al audiovisual. Hizo que me tomaran en serio. Si Urbizu se fija en este tío para este personaje, este no es ningún papafrita que está jugando a ser actor.
Ese es el punto que me posiciona para que me empiecen a respetar. Trabajar, trabajar, humildad, fijarme, hacer cursos, prepararme y tener herramientas para solucionar lo que me pudiera encontrar. Igual que cuando toreaba. Yo al primer toro de Victorino que me enfrento le corté dos orejas en Madrid. Entonces yo tenía muy pocas herramientas para solucionar aquello y la siguiente fue una de Miura en Pamplona, tócate los cojones… y yo un chaval con la alternativa recién tomada. Pues esto casi al final es lo mismo. La magia de esto, lo duro y lo bonito de esto es que te dan una oportunidad, si no la aprovechas desapareces y actores hay miles y muchos muy buenos que por desgracia no trabajan apenas nada.
Nuevo proyecto para HBO
‘Cuando nadie nos ve’ para HBO es la tercera serie que empiezo con el maestro Urbizu. ahora mimosa. Y no he parado: Llevo dos años sin parar de rodar y eso es tan difícil como torear 80 corridas una temporada .
P.- Tu padre fue matador de toros, tu abuelo mayoral de Atanasio Fernández. ¿Cómo le explicarías tu trayecto vital al chaval que eras cuando tenías 10 años?
R.- Joder Óscar, la de cosas que estás consiguiendo en este viaje maravilloso que es la vida. Todos tenemos capacidad para hacer y hay quien se atreve a intentarlo y hay quien no. El mundo del toro es un mundo más cerrado, que te hace pagar todo lo que sea salir del mismo. Yo siempre quería salirme porque no entendía, si yo delante del toro daba la cara, qué más os da que haga un desfile, una campaña de publicidad, una serie o una película. Juzgarme en el sitio en el que esté en cada momento.
P.- A José Coronado lo tratas de maestro.
R.- Por supuesto, a Coronado, a Luis Zaera, a Urbizu… aquí no se lleva mucho lo de maestro, pero yo tengo esa cosa. A mi no sale decirle a Coronado, ey Jose. Lo que tienen se lo han ganado a pulso, y eso se merece un respeto, unas jerarquías. Y eso los toreros lo hemos mamado desde muy pequeños. Me gusta mantenerlo, llevarlo por bandera, estar siempre ese paso por detrás. Cuando yo toreaba 50 corridas de toros, pero me juntaba con Manzanares padre, Ortega Cano, yo les trataba de maestro y estaba dos pasos por detrás. Esas cosas uno las lleva dentro, pero estar al lado de ellos es magia pura.
P.- Pillas la última gran época del toreo, los 90 y los 2000 hasta el pinchazo de la burbuja.
R.- En mi época toree con todas las figuras: Curro Romero en Madrid, Capea, Dámaso, los Campuzano, Ponce, José Tomás, Jesulín… Sólo ha habido tres toreros que han toreado tres tardes en San Isidro y dos en la Feria de Otoño en un mismo año. Por orden, Antoñete, yo e Iván Fandiño. En Madrid he cortado 15 orejas a esas corridas y he dado seis vueltas al ruedo. He llenado La México en mi confirmación de alternativa. Me siento muy querido y respetado por mis compañeros, sobre todo de mi época o anteriores a la mía. Los de ahora ya casi ni me conocen. He tenido como torero una carrera muy bonita, con una recompensa muy bonita y era, además, cuando se ganaba dinero.
Luisa Martín, la actriz, que fue de mis primeras profesoras, me lo dijo una vez, Óscar, llegará un momento que la gente ya no se acordará de que has sido torero. A veces me he encontrado con un padre y con su hijo o su hija, y uno me conoce como torero y el otro, el más joven, como actor.
P.- Que importante también es todo lo que has conseguido como actor para la cultura taurina…
R.- En mi época un torero era un héroe y ahora eso mismo te crea un problema. Por la desinformación y porque hay unos ataques feroces al mundo del toro. Yo ahora estoy en una profesión en la que el 80 o 90% son antitaurinos y luego hay otro 10 o 20 % que no, pero que no dicen nada por no meterse en líos. Cuando hablo con algunos actores y actrices, sobre todo de los jovencitos, que son más radicales, cuando hablamos y les explico y les cuento cosas, dicen “ah, es que eso no lo sabía, es que a mi me habían contado otra cosa. Hay mucha manipulación y desinformación. Han conseguido que todo el mundo crea que es una profesión de bárbaros y cavernícolas y es ser torero es una de las profesiones más bonitas, con los valores más puros que hay.
Estoy orgulloso de haber sido torero y de haberme criado de esa forma y con esos valores que me inculcó mi padre. Tengo alma de torero, pero ahora soy actor, me gano la vida como actor.
P.- En todo este viaje la familia tiene que ser fundamental.
R.- Mira, en el proyecto en el que estoy ahora, mi personaje tiene que hablar inglés. Otro reto más, otra de Miura mala, empalmada con uno de Victorino y de Palha encima. La semana pasada le tuve que decir a mi mujer me voy a Chiclana, necesito estar solo una semana, necesito meterme en la cabeza estas cinco secuencias en inglés. Necesito no pensar en nada más. Es decir, no tener que pensar en hacer la comida, en ir a recoger a mi hija de baile… Y mi mujer me dijo, tira. El apoyo de la familia para conseguir todo esto es fundamental.
P.- ¿Para terminar, los medios taurinos te han llamado para entrevistarte últimamente, para reivindicar o sentir orgullo por tu éxito como actor?
R.- Hace muchísimo que no. Para no decirte mentira, Onetoro me llamó para hacer un programa de faenas históricas y comentar tres faenas mías. Y esa ha sido la primera vez que me llamaba un medio taurino desde hace muchos, muchos años. Me da un poco de pena. En vez de sentirse orgullosos de que un torero que haya conseguido cosas y en vez de darle esa importancia… mmmmm no sé cómo decirlo. Pero tambien te digo: no pasa nada. Lo más importante es que con mis compañeros con los que me he jugado la vida tantas tardes nos tenemos mucho cariño.
