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Un Juan Pedro de escándalo salió en primer lugar de la penúltima de Fallas. Vete tú a saber los motivos, razones, circunstancias o excusas que explican que ‘Puntero’ llegue a València, se enlote en esta corrida y no en otra, con sus cinco años cumplidos. Esta corrida, por cierto, venía tras el temblor provocado por Roca Rey y el bravo Jandilla ‘Leguleyo’, del que, no lo dije ayer, no me hubiesen dolido prendas si se indulta. Y ese temblor todavía se notaba. Además, había menos público. Lunes de resaca. Esta vez algo más de media entrada y el frío se notaba tras el incendio de toreo y bravura de la víspera. Pero quién lo iba a decir: saldría un Juan Pedro de escándalo, y además pasaba un Borja Jiménez a saco, dipuesto a hacerse notar en las grandes citas, como lo era su presentación en València.
Pero las preguntas sobre ese Juan Pedro llamado ‘Puntero’ siguen. A ver. Sin en esta Feria de Fallas se han lidiado cinco toros de Juan Pedro Domecq, y todavía quedaba un sobrero hoy, ¿por qué no han conseguido armar una corrida de toros completa de Juan Pedro Domecq? ¿O por qué ‘Puntero’ no se enlotó en la mixta para Morante, que tuvo otros dos de este hierro? Esa duda lo enciende todo. Hay quien ha dicho que ‘Puntero’ incluso estaba en la baraja de posibilidades para los seis de Román. Qué difícil debe ser ver los toros en el campo.
El caso es que ha salido ‘Puntero’ al albero valenciano, abriendo plaza, y hemos torcido el gesto. Enseñaba las puntitas y abría algo la cara, la hechura se afeaba y se antojaba algo terciado. Pero luego, venía que era un toro hondo, cuajado atrás. Y nos íbamos convenciendo unos y otros. Su lidiador, Cayetano. Otra pregunta: ¿Qué hacía Cayetano anunciado en Fallas?
El toro se encela en el peto, se mueve con clase. Lo lidia Joselito Rus. De aquí para allá el toro. Cayetano se permite hasta hacerle dos comienzos de faena. Primero lo empieza en los bajos del cuatro, y al primer intento al natural, el aire desbarata la acción y Cayetano opta por resetear la faena. Esto nunca lo había visto. Entonces ha movido los terrenos, y en los bajos del 10 se ha sentado en el estribo para volver a comenzar y seguir con muletazos de rodillas a la orilla del sol. Como la peli ‘Atrapado en el tiempo’. Un dejavu.
El toro es poco más que un carretón. Esta vez el intento al natural no se interrumpe. El toro es un superclase que hace surcos con el hocico. Da la impresión de que se torea solo. La embestida es de una humillación tremenda, con recorrido, dos o tres trancos de más. Cayetano está correcto sobre ambas manos. El toro cada vez que embiste despierta un oh por lo bien que lleva la cara colocada. Del derechazo al de pecho, del natural al de pecho no sale la faena. Al final molinetes y de pechos de rodillas. Un aviso antes de entrar a matar. Un metisaca y estocada. Palmas para Cayetano, que al amagar dar la vuelta al ruedo le cae una bronca tremenda. Vaya toro ‘Puntero’ 27 de Juan Pedro Domecq, un superclase.
Las preguntas seguirían. ‘Puntero’ ya nos había dejado con la miel en los labios. El toreo se había, más que nada, soñado. Quedaba mucho por delante. El frío azuzando. Y esa corrida repartida con hasta tres hierros: JP Domecq y Puerto de San Lorenzo con su Ventana. Con la expectativa sobre Juan Ortega y la novedad de un Borja Jiménez que llega con el cuchillo entre los dientes. Porque Cayetano, si se le había ido un superclase, con el del Puerto de San Lorenzo naufragó con estrépito junto a su cuadrilla solo porque el toro era encastado. Masacrado en varas, con un punto de genio y violencia cuando alcanzaba las telas o se le quedan por delante, lo mejor que hizo Cayetano fue matarlo bien tras enganchones y desarmes varios.
Juan Ortega dejó un saludo capotero que dará para muchos stories y reels en Instagram y TikTok. Probablemente han sido las verónicas de esta Feria de Fallas. Por la mano diestra ha detenido el tiempo por dos veces. Verónicas ligadas, sin dejarse ir demasiado, pero acompasadas con todo el cuerpo. Sin perder ni un paso. Solo ganando uno adelante. El toro se templa. No le sobran las fuerzas. El toro es recogido de pitones, fino, largo y alto de cruz. Se llama ‘Poderoso’. También lleva el viejo hierro del Duque de Veragua. Ante el temple, clase y bondad, la intermitencia de un Juan Ortega que no acaba ordenar una serie completa. Hay muletazos buenos seguidos de enganchones y momentos de cierto amontanamiento hasta que se ha diluido todo.
Juan Ortega, con el toro quinto de La Ventana del Puerto, ha resuelto la papeleta con dignidad. El recibo de capote ha tenido la capacidad de parar a un toro pegajoso que le ha repetido sin acabar de irse, y sobre los pies Ortega ha bregado hasta sacarlo más allá de las rayas. Y lo mismo de muleta, cuando también el inicio de toreo cambiado por cada pitón y por abajo ha surtido efecto y se lo ha sacado al tercio con soltura. El de la Ventana tenía el vicio de soltar la cara ante la falta de voluntad para embestir y en el toreo en redondo no se ha entregado jamás. Ortega le ha tragado un punto por ahí en ese toma y daca, pero nada más.
Borja Jiménez sí ha conseguido cambiarle el son a la tarde. Todo entrega y ambición, Borja Jiménez, que tras diez años de alternativa, llega a las grandes ferias a demostrar tantas cosas, ha ido a saco. Una oportunidad de Juanpedros y Puertosanlorenzos hay que aprovecharla. Así, el tercero de la tarde lucía el hierro salmantino del Puerto y el de Espartinas lo ha recibido muy dispuesto. Por verónicas, una muy templada, y el remate espartaquista a más no poder de revolera mirando al tendido. El toro llegaba al último tercio con buen punto. Si lo enganchan por delante, si lo dejan respirar. Puede ser. Pero Borja Jiménez va a saco. Demasiado tiempo ha pasado para ir con medias tintas. Puro afán y quietud, se mete dentro del propio toro. La capacidad de rizar el rizo. La muleta siempre por delante para la ligazón imposible, redondear a su cintura todas las embestidas. Muy eléctrico, también mucha capacidad. Al natural se da más largura y orden. Pero no hay ni una rectificación y en cada giro los pitones pasan cerca. Hay emoción. Estocada delantera y una oreja.
El sexto volvía a ser de Juan Pedro, algo tocado de atrás. Al toro no había que romperlo en exceso. Así, el incio por alto ha sido contraproducente y enseguida se le ha derrumbado. A partir de ahí, el buen fondo del toro, su fijeza y voluntad por embestir han hecho el resto junto a la actitud arrolladora de Borja Jiménez. Siempre metido en los terrenos del toro. Hasta el exceso. A saco. Sin mesura. Es un torero que, tras diez años de alternativa y mucha técnica de campo, se presenta en Valencia como si fuese un novillero. El final es por luquecinas. Es casi Borja Jiménez quien embiste y, a veces, también atropella por exceso. Un pinchazo hondo y un descabello (tras aviso) que se ha demorado para enfriar aquello. La petición no ha sido suficiente. Al final, oreja y vuelta al ruedo para Borja Jiménez en su debut en València.


































