BORJA DOMECQ: «VIVIMOS UN MOMENTO MÁGICO; LA DECISIÓN JUSTA CON ‘LEGULEYO’ ES LA QUE ERA, NO HABÍA OTRA»

‘Leguleyo’ de Jandilla y Roca Rey marcaron la cima de la Feria de Fallas. Epicentro emocional de efectos devastadores: «La inapelable explosión y la onda expansiva ante la que sucumbía la propia plaza y se extendía, a hombros el torero del Perú, hasta el hotel, calle Xàtiva arriba. Un estallido apoteósico de pasión, bravura y toreo». De forma espontánea se pidió el indulto, no hubo provocación previa y es la gran pregunta. ¿Era o no era de indulto? El gran debate. El ganadero Borja Domecq, en el podcast de Embestidas, afirma: «El otro día la decisión justa es la que era», no había otra».

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La gran virtud de la faena. «La gran virtud de la faena es la máxima exigencia que le tiende Andrés al toro y el toro a esa máxima exigencia responde de verdad, cuando saca más profundidad, más ritmo, más clase. El toro, aun siendo muy bravo, tuvo muchísima clase en esa forma de embestir, muy por abajo, muy empujando los trastos. A mayor exigencia, más se reducía y mayor densidad tenía el muletazo. Ese tipo de toros que si no te impones se te monta encima. Y sucedió todo lo contrario. El torero se entregó, el toro se entregó y vivimos un momento mágico«.

¿Y el caballo? Se midió al toro, pero la segunda vara la tomó con mayor alegría. Así, la corrida prácticamente se picó sola, como por ejemplo, por ese empuje con el que ‘Leguleyo’ alcanzó la jurisdicción del picador. Borja Domecq se explica así: «el caballo tiene la función que tiene, que es la de ahormar el toro para la muleta. No cabe duda que ahí vemos la acometividad. Pero después cada torero también tiene su tauromaquia, y los hay que optan porque el paso por el caballo sea más rápido o por castigar menos al toro para que en la muleta después tenga más movilidad, mayor duración o más transmisión. Y para eso hay que tener una capacidad enorme como la que tiene Roca Rey. Todo esto no nos lleva a que tengamos que valorar un toro por el tiempo que está o deja de estar debajo del peto. Es un tema que me cansa mucho«.

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Sus sensaciones las explica como ganadero, pero también como ganadero desde los sentimientos, experiencias y recuerdos en esta misma plaza: «ese día (por el 17 de marzo de 2024, día que se lidia ‘Leguleyo’) me venían muchos recuerdos porque hacía cinco años de ‘Horroroso’, el toro que cuajó Sebastián Castella y que yo ví en València junto a mi padre. Pues ese día la excusa que nos dio el presidente para no indultarlo es que había derribado en las varas y que por eso no lo había visto.»

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Continúa Borja Domecq: «Al final es un tema de prejuicios, y dependiendo de sus prejuicios se toma una decisión en un sentido u otro. No hay una objetividad ni una justicia. El señor que se sienta arriba lo primero que tiene que hacer es escuchar al público, que es el que paga, y gracias a él estamos todos aquí, incluido el presidente, y en función de eso tomar una decisión justa. El otro día la decisión justa es la que era, no había otra. Pero no ha sido la única decisión injusta que se ha tomado. Ves una feria de València donde llega un novillero valenciano, como el otro día Nek, y está como estuvo con un gran novillo de Talavante y tampoco le da las dos orejas, pues… es una falta de criterio. ¿Ahora en el año 2024 va a venir alguien a decir lo que tiene que ser València, que es una las plazas más importantes en toda la historia de la tauromaquia? Pues mal nos va. Esto es lo que pasa cuando se erige en protagonista quien no tiene que serlo. Pues es una pena, porque si ese día hubo protagonistas fue un toro bravo (por el toro ‘Leguleyo’) y un torero bravo (por Roca Rey). ¿Y quién lo disfrutó? Pues el público que estaba ahí

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