FOTOS :: LITUGO
Mira, una novillada sin picadores para abrir la mini feria de la Comunitat Valenciana… ¿o ese concepto ya ha caído en desuso? Marco Polope y Bruno Gimeno, que son de casa, iban desmonterados porque debutaban de luces donde han toreado varias veces ya de corto. Sirva esto para explicar la mentira de las clases prácticas. De esas han toreado un porrón aquí, pero de las que cuentan, esta era la primera. Qué cosas. Soplaba levante. Viento molesto. Para la sin caballos parece que no se había podido completar un lote de seis erales de la misma ganadería. Al final el enchiqueramiento se había completado con cuatro de Chamaco y dos, los dos primeros, de José González. Lo mejor, la variedad. Clase suprema en un eral, otro un manso de libro al que ha plantado cara Bruno Gimeno y además, al final, el buen concepto de Samuel Castrejón.
Abrió plaza Marco Polope. Firmeza y serenidad. El primero de José González tuvo nobleza, pero no se rebozó ni una vez. Apenas ninguna embestida completa, rematada. La faena se alarga. Muy asentado Polope en los medios. Se lo pasa cerca, pero el remate siempre es decompuesto, enredado, feo, hacia afuera. Unas veces por el viento, otras por el informal y constante calamocheo de una embestida sin profundidad. Largo metraje. Silencio.
Salió el segundo, ‘Decidido’ de José González. Un auténtico superclase. Ya se durmió y volcó la cara con el capote, en el saludo del francés Víctor, que se fue encontrando con él y por momentos lo paladeó al natural. Al novillo le daba igual la distancia. Si muy encima o con un pelín más de sitio. Se enganchaba a los vuelos de las telas con cadencia, ritmo y largura. Por la diestra, con la muleta como una tabla, no encontraba la caricia igual. Evidentemente se pasó de faena. Pero le metió mano y cortó una oreja. El novillo a lo mejor era de vuelta. Lo que está claro es que se llevó una fuerte ovación de la afición valenciana que había metido un cuarto de aforo en la plaza.
La tarde venía variada y cuando se empezaba con el hierro titular que se había anunciado, Chamaco, saltó un novillo fuerte, pero demasiado acapachado, enterándose y midiendo. En las telas no se enceló hasta que no se puso en marcha el tercio de banderillas. Ahí dio el paso Bruno Gimeno, que cogió los palos para empezar a poner en vereda al manso de Chamaco. Al eral incluso no le hubiese venido mal un puyacito. Con las banderillas espabiló y empezó a arrear. Cuando arrancó el último tercio, con Bruno Gimeno en los medios, donde, como decía Antoñete, el manso siempre vuelve, el de Sedaví, se dobló con él en rendondo, pierna flexionada. Esta vez, más que pura estética, era necesidad de la lidia. Sujetó el animal, el mérito ya fue atacar. Ganar el paso. Dejarla en la cara. Ligar, rematar, tragar y volverla a poner. Capaz e importante Bruno Gimeno con un novillo distinto. Pero se volvió a pasar la rosca. La estocada se complicó y al final dio una vuelta al ruedo.
Otro mansito manejable fue el cuarto para Nicolás Cortijo (ET Albacete). Mejor a derechas, logrando ese último tramo de muletazo derechista que es tan de Albacete. Por la izquierda le toca más las telas. Pero Cortijo no pierdo el buen ánimo y logra estructurar el trasteo con visión. Deja una estocada y descabello para agarrar una oreja tras aviso. Ian Bermejo al cuarto ya le había dejado buena tarjeta de visita en forma de quite. Su quinto en cambio baja el trapío. Resulta distraído y noble. A media altura, lo perdona cientos de veces. Liga muy en la pala. El novillo obedece casi que al último instante y lo perdona una y otra vez. Cuánta nobleza. La faena es larga y los aceros se atragantan.
El sexto es precioso. Lleva el hierro de Chamaco, es un eral cuajado, abrochadito de pitones. El novillo se mueve y protesta. Samuel Castrejón, de la ET Yiyo de Madrid ya había dejado un buen quite por gaoneras. Descompuesta e informal la embestida, Castrejón la sujeta abajo con importancia en la muleta. Encajado de forma natural, vertical, las zapatillas aferradas y la mano abajo. Mucho más que el concepto. Suavidad en el toque, los vuelos casi que metidos debajo del hocico, esa informalidad la va toreando. También hay enganchones, muletas pisadas, pero poco a poco limpia y liga naturales de mérito. Con temple reduce y pule esa velocidad de más. Muy buena impresión. Vuelta al ruedo para Samuel Castrejón en València.















