‘TRIANERO’: DE ZAHARICHE A QUARTELL Y DE QUARTELL A LA HISTORIA

Histórica tarde en Quartell para el bou al carrer.  Un Miura en las calles.

Por Luis María Garrido. Fotos: El Mòli

Los toros de Miura, únicos y diferentes, atávicos y antiguos, peligrosos y mediáticos, son el objeto de deseo de muchas comisiones taurinas. Sobran dedos de una mano para contar los toros que cada temporada abandonan la mítica finca sevillana de Zahariche con rumbo a nuestra Comunitat Valenciana. La fórmula para adquirirlos está clara sobre el papel: estar en el momento justo con el termómetro de afición a tope, para reunir el dinero que se precisa para adquirir una de estas joyas. Pues bien, esto es lo que dió lugar a que la Comissió Bou de l’Avenida de Quartell anuncia para su día a ‘Trianero’ número 25 guarismo 4 de Miura. Y tan llenos andan de afición esta comisión, (que más que eso es una familia) que se traduce en esfuerzo económico y de tiempo para hacer de su día, un día grande con mayúsculas, acartelando junto al cuatreño de Miura, toros de Jandilla y Adolfo Martín. ¿Puede ser atrevido catalogarlo como el cartel de la década? Si es así, debo ser muy atrevido, puesto que lo consideré como tal nada más verlo.

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Salió ‘Trianero’ en segundo lugar en una calle larga perfectamente cubierta de arena, sin casi barrotes y la amplitud perfecta, ni ancha ni estrecha. Es decir: escenario de primera para un toro de primera. Además, el ingenio de la Comissió permitió cumplir la tradición de desencajonarlo “de culo” y sin riesgo de deslucir la salida. Salió en tromba el de Miura, rematando abajo y arriba a los cajones sin descanso. Estoicamente aguantó el gran Curro de Quartell, dándole metros, gustándose en la salida, sereno y toreando con el cuerpo. La distancia que daba de inicio la masa de la afición, y el respeto a la hora de ir hacia delante hacia el toro, solo se ven con toros así, cuya leyenda les precede.

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Las primeras arrancadas de “Trianero” demostraron una prontitud de inicio que se ve muy raramente en toros de este hierro. Estas primeras embestidas, algunas sin hacer hilo, o saliendo suelto hasta cierta distancia no eran de manso o de distraído, sino que preparaban lo que pasaría después: el de Miura definía su terreno, marcaba su territorio, que se extendió en más de 60 metros de arena. Una vez definido su radio de acción, el de Miura lo defendió de la mejor manera: embistiendo como un tejón. En una de aquellas arrancadas en las que salió de su zona de influencia a un asfalto en el que fue respetado como pocos toros se recuerdan, recibió desde la arena el cite de Edu de Puçol, especialista en esa suerte tan nuestra como es ‘la enfilà’ que exprimió al de Miura hacia su querencia de cajones en una arrancada de cerca de 30 metros que se hizo eterna por los constantes cambios de dirección que ejecutó el de Zahariche, y que Edu supo aguantar y cortar con maestría. La ovación fue simplemente atronadora. El terreno de juego seguía dispuesto, y el de Miura pedía hacer las cosas con cabeza especialmente a ‘la enfilà’, si bien era franco y muy pronto al quiebro. En esas se hizo presente Raúl ‘Moreta’ de El Puig, gran rodador en su mejor momento. Gesto de torero pedir enfilar al toro a sabiendas de lo que había hecho y, por supuesto, iba a hacer. La distancia del cite fue larga, y más larga aún fue la arrancada, exprimiendo al toro, emoción en cada metro e incerteza cuanto más se acercaba el momento del embroque, salvado literalmente por centímetros. Ovación de las que no se oían en años, gesto de torería del rodador y de bravura, casta e ir a más del toro de Miura, que en ese momento constató para todos que estábamos presenciando la mejor actuación de un toro cerril tanto de este hierro como de muchos, en varias temporadas, al menos por nuestra zona. Surgieron quiebros con mucha distancia, y tras cerca de media hora de actuación memorable y emociones a flor de piel, tomó el de Miura dirección a corrales siguiendo la parada de Fernando Machancoses, siendo acompañado por la afición que tributó una ovación cerrada, unánime y duradera. Así fue la exhibición de “Trianero” número 25, guarismo 4 de Miura, que salió de Zahariche para ir a Quartell, y salió en Quartell para pasar a la historia.

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