PACO UREÑA HACE EL TOREO CON UNA ESTUPENDA CORRIDA DE LUIS ALGARRA

FOTO: CARLOS GÓMEZ ‘LITUGO’

El cartel estrella de la Feria de Julio sólo tuvo un ‘Peruano’ y llevaba el hierro de Algarra. Qué buena corrida de Luis Algarra otra vez en València. El otro peruano, Andrés Roca Rey, está de baja por una lesión de cervicales y ha dejado tocada a València por Sant Jaume y a la temporada entera con una preocupación gorda hasta, al menos, pasar agosto. El sistema que ha cerrado por puro enviciamiento las vías a la renovación o a la apertura de carteles tiene un problema. Quien no tiene un problema es Paco Ureña. Le bastó una serie al natural para hacer el toreo, el mejor toreo de esta breve Feria de Julio, pero todavía, que se sepa, no ha cogido ni una sustitución de Roca Rey.

Le bastó una serie al natural tremenda e inverosímil a Paco Ureña. Sin espacio para nada más que la arrancada en el mismo embroque, que sucumbía ya mismo tras el vuelo suave hasta allá donde cruje la cadera y el toreo. Varias joyas firmó así Ureña. Y al último se tiró de verdad tras la espada y agarró una estocada que valía oro y la mismísima puerta grande de València.

No falla. València más Algarra más Ureña. Solo faltaba Román para hacer la ecuación perfecta. Pero, a saber por qué cambió de cromos, la sustitución de Roca Rey se la llevó Miguel Ángel Perera.

Sin Roca Rey, era Paco Ureña el referente del cartel. Y así se palpó cuando puso la plaza a hervir en el recibo por delantales. De especial temple, belleza y sentimiento los que se fueron por la mano izquierda. El Algarra ‘Regidor’ no era nada guapo. Recortado, zancudo y sin demasiado cuello, pero embistió profundo por ambos pitones en el capote de Pirri. Qué misterio.

Se olía el triunfo. Hasta el cambio se floreó. Qué bien suena València cuando suena a València. Los sentidos estaban muy a flor de piel y Ureña muy de verdad. Compás abierto y el medio pecho. Muy en corto y ajustada toda la faena. La cintura envuelta de toro. Al natural, inverosímil. Fue la faena de la feria y solo fue una oreja porque hubo un pinchazo antes que la estocada.

El sexto, ‘Portero’, fue el borrón de la corrida. Sin humillar, a Ureña como aquel. Le apretó una enormidad por abajo con la mano derecha. Por el izquierdo le costaba más y volvió inventar la profundidad a cámara lenta en redondo. Imposible más con menos. El espadazo valía oro y València coronaba a Paco Ureña como triunfador de la Feria de Julio.

Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera ofrecieron un tráiler de muletazos al por mayor conforme embestía la estupenda corrida de Algarra, sobre todo la que iba del segundo al quinto, sobrero incluido. Los pares de Viotti, que se desmonteró en el primero, la tarde completa de capote y banderillas que ofrecieron José Chacón o Curro Javier, que cuajó el tercio de banderillas de la feria al quinto, resultaron lo mejor de lejos.

El primero no destacó en exceso. ‘Rasillo’, toro castaño de larga estructura, fino y alto. Le faltó gracia. De azul Francia y azabache Sebastián Castella, como ‘Les Bleus’, administró un copioso saludo de capa y luego apenas destacó más que en los estaturios de inicio. Luego, faena y toro cogieron tono triste.

El único ‘Peruano’ que le quedó a la tarde fue el cuarto. Un toro bajo, guapo, largo y hondo. Dos inoportunos tirones de Castella al inicio de faena hicieron trastabillarse a un animal que pedía temple y distancia. Todo fue en los medios. Mucha clase en el toro, pero la faena no estalló hasta la traca final de las cercanías y una serie anterior en redondo de pulso y gusto más allá de la colección muletazos funcionariales. Llegó un aviso antes de dejar una estocada casi entera desprendida. La oreja pesaba bastante menos que la de hacía un rato.

A Miguel Ángel Perera también le sonó un aviso antes de entrar a matar al quinto, Holgado 26, que estaba reseñado como sobrero y que al final se le premió con una vuelta al ruedo un tanto por la cara. Pero lo de Algarra y los sobreros de premio en València también tiene miga. Primero fue ‘Fusilero’ y ahora ‘Holgado’.

El primero de Perera se lesióno en una pezuña y corrió turno. Salió ‘Montesillo’, que tenía que ser el quinto. Y como dice el refrán, no fue malo. Un pintura de pelo burraco. Estrecho, hondo, la badana blanquecina. Precioso.  En el capote de Curro Javier resaltó la seriedad del tranco, la profundidad y el temple por ambos pitones, siempre hasta el final. Un auténtico superclase de Algarra que no se encontró con el Perera más inspirado. Dos pinchazos y un bajonazo tras aviso  no hicieron justicia a la buena clase de ‘Montesillo’.

‘Holgado’ traía unas hechuras en la línea del tercero. Alto, recortado, las carnes apretadas. Más que continente, esta vez era el contenido. Buena actitud en el peto con dos puyazos traseros. Curro Javier puso la plaza en pie con dos tremendos pares de banderillas con el toro buscando los machos de la montera. Perera inició de rodillas en redondo, muy decidido mostrando las virtudes de un toro de nobleza supina. Ni una mala mirada. Pero no fue hasta bien avanzada la faena cuando llegó una serie suave y limpia que despertó al público. Todo bondad, siguió el arrimón y el aviso a que aquello se eternizaba. La espada de Perera tiene un problema y lo dejó sin premio. La vuelta al ruedo se la llevó el toro Holgado un tanto por la cara tras un breve jaleo en los tendidos. Cualquier día piden el premio de las orejas para los toros.

Qué corrida de Luis Algarra, señor. La diferencia la marcó Paco Ureña.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros València, 28 de julio de 2019. Cuarta de la Feria de Julio. Toros de Luis Algarra, el quinto lidiado como sobrero, un tanto desigual de presentación el conjunto, pero noble en general. Destacan segundo, tercero, cuarto y quinto, ‘Holgado’, premiado con la vuelta al ruedo. Sebastián Castella (silencio y oreja tras aviso), Miguel Ángel Perera (ovación tras aviso en ambos) y Paco Ureña (oreja y oreja). Se desmonteraron Viotti en el primero y Curro Javier en el quinto. Dos tercios de aforo (unas 6.000 personas).

 

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