La novillada por el 9 d’Octubre, diada de la Comunitat Valenciana, tuvo lo mejor en la entrada que presentó la plaza de toros de València. Media plaza, 5.000 y pico personas. Ahí es nada. Para que luego digan, y sin promoción ni ídolos en cartel. Ya podrían haber puesto las banderitas en la arena. Lo peor fue, sin duda, la cornada al monosabio en el quinto cuando se formó un tapón en el burladero. Al despedirnos de la plaza hasta Fallas el equipo médico seguía sin salir de la enfermería. Su faena ha sido la última de una temporada que presentó para el cierre una novillada de José Luis Iniesta de escasa presencia y dos mitades. La primera fue para echar a correr por blanda y desrazada; la segunda tuvo más que torear y Miguelito y José Fernando Molina cortaron una oreja cada uno.
La primera labor de Fernando Plaza no tuvo historia frente al inválido que abrió plaza más allá de la tremenda voltereta sin consecuencias al intentar el primer natural. Giró sobre el pitón, pero menos mal que solo partió la taleguilla por todo el centro de la diana del muslo sin penetrar más.
El castaño cuarto, ‘Pantero II’, fue novillo para usar neologismos taurinos como, por ejemplo, que fue «el mejor para el torero» o para el novillero. Con su punto de falta de raza, con esa mansedumbre que «deja estar» más «la movilidad» que ahora le llaman. Tuvo buen tranco y profundidad por ambos pitones. Fernando Plaza lo inició de rodillas para tras una colada sacarlo a lo medios con buen aire, toreo por alto y bajo, un cambio de mano y un de pecho ligado y bueno. A partir de ahí faltó romperse con el novillo de verdad. Demasiado de perfil. Se sucedieron los medios muletazos sin remate atrás como ya le apuntamos hace un par de semanas en Algemesí y al novillo le faltó fondo a partir de tercer muletazo de cada tanda. Las manoletinas de rodillas le volvieron a dar ambiente a la faena, pero una estocada atravesada y a la segunda el descabello tras aviso, dejaron el reconocimiento en ovación.
José Fernando Molina se fue a porta gayola dos veces. Para salvar al segundo bis tuvo que hacer un cuerpo a tierra. Mala clase la del sobrero, metiéndose por dentro y sin poder ni fuerzas. Molina alargó sin brillo la faena.
Quien rompió el aire a la novillada fue Miguel Senent ‘Miguelito’. Muy alto, montado y sin humillar fue ese tercero llamado ‘Joyero’ al que la hechura no le acompañaba para embestir. Pese a todo, Miguelito desde que tomó la muleta estuvo muy seguro y clarividente. Mando y suavidad en una muleta que además manejó muy bien los tiempos. Le llegó una enormidad con los vuelos al hocico. Ahí el novillo se medio entregó cuando le corrigieron los defectos. El novillero del barrio de Campanar se pasó varias veces la embestida por la barriga por ambos pitones con mérito y con la misma convicción se fue tras la espada. Oreja de ley.
A partir de entonces todo tuvo otra lectura y a la novillada se le apreciaron más virtudes. Plaza lo desaprovechó con el tal ‘Pantero’ y Molina se encontró en quinto lugar con ‘Carnero’, otro buen novillo. De hechura rara, antigua. Más Núñez que Domecq. Estrecho de sien, un tanto avacado. Se empleó en la primera vara y pronto le sobraron capotes y estímulos para llegar con mucho que torear al último tercio. Genio, carácter, raza. José Fernando Molina lo empezó con un cambiado en los medios y el novillo metiéndose por dentro en la primera tanda en redondo. Exigente en el centro, en el tercio se templó todo. Molina estuvo más y mejor cuando se metió entre los pitones y el novillo se aplomó, que cuando ‘Carnero’ -vaya nombre- exigía la muleta puesta para repetir. Estocada trasera y una oreja.
Y la temporada en la plaza de toros de València la cerró el coloradito ‘Pamplinoso’. Una buena vara de Javi Mesa y la brega de Sergio Pérez fueron para paladear. Para contar batallitas este invierno. Qué poco para ser feliz. Con lo bien que se veía en las telas de su banderillero y de pronto se le quedó una media arrancada al novillo. ¿Cómo? Tal vez el inicio de rodillas de Miguelito fue equivocado y no venía a cuento. Mejor por abajo, con suavidad, abriendo caminos. Tal vez imaginar cerca el triunfo precipitó todo. Esa pronta y media embestida repentina le sorprendió a Miguel Senent varias veces. Nadie se la esperaba. Como desfondada y defensiva. En la segunda tanda la faena ya estaba encimista y pegada a tablas y ya ni se podía intentar buscar soluciones en los medios. El orden clarividente de su primera faena fue justo al revés con el sexto. Todo se precipitó imposible cuando el novillo hacía un rato gustaba a todos. Final de tarde y temporada abierto. En Fallas 2020, seguimos. Suena bien.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia, 9 de octubre de 2019. Novillada con motivo del día de la Comunitat Valenciana. Novillos de José Luis Iniesta desiguales de presencia y justos de fondo, blandos primero y segundo bis, interensates 4, 5 y 6, para Fernando Plaza (silencio y ovación tras aviso y petición), José Fernando Molina (silencio tras aviso y oreja) y Miguel Senent ‘Miguelito’ (oreja y silencio). Sergio Aguilar se desmonteró tras banderillear al cuarto. Se guardó un minuto de silencio en memoria del aficionado José Luis López y a continuación sonó el himno de la Comunitat Valenciana. El helicóptero de la Policía controlando las manifestaciones varias del 9 d’Octubre no dejó de molestar en toda la tarde. Media plaza (algo más de 5.000 personas).