¡CÓMO SON LOS TOREROS!

¡Cómo son los toreros! No te puedes hacer una idea. Jamás. No te puedes hacer una idea de lo que debe ser anunciarte en Madrid, tú solo, un domingo de ramos, llenar, y sentirte figura del toreo. Emilio de Justo destilaba capacidad infinita, plata (o acero) y negro, corazón de oro. El recibimiento. La ovación. La emoción. Y ese primero de Pallarés, guapo y cárdeno. Las emocionantes verónicas. La prontitud. El toreo brotaba. El olé ya crujía. Se abandona Emilio de Justo. Al segundo lance ya estaba metido en la tarde. Entregado. Ahí surgen tres o cuatro verónicas en la mejor versión de Emilio. Adelante, roto, acompañando con todo, mecido el capote ante el precioso santacoloma.

Ya no había mesura. Era el primero de seis. Pero ante la emoción del toro, la verdad del toreo. Esa línea que solo traspasan los elegidos se había franqueado. Como José Chacón saliendo andando del segundo par y monteras fuera. El brindis al cielo estaba en el guión que marca el corazón. Seguro. Y ahí se desnudó Emilio de Justo. No había las dudas de València o Castellón.

Esta vez era un día de esos días. Cómo son los toreros.

La verdad al natural. Ventajas al toro. Aquello crujía. El toreo ensanchaba los límites. El toro, su casta, dejó ver entrelíneas, que no era de muchos muletazos. La casta que desarrolla sentido se dejó ver, pero el cierre por abajo puso la guinda tras, también, cuajar sobre la diestra. Cómo son los toreros. Como el brindis al cielo, estaba claro que Emilio de Justo se iba tras la espada en rectitud. Y ahí firmó y cerró la tarde. Eran dos orejas aunque solo premiasen con una. Qué más da contar orejas cuando es la vida lo que se entrega, joder.

La voltereta tremenda. La caída. La conmoción. La tarde rota. La temporada de Emilio de Justo suspendida. Sí. Pero, cómo son los toreros. Salió un toro, como el de Pallarés y el toreo fue emocionante, auténtico. Y la estocada, monumental. Era el primer toro de una tarde para la historia, pero como si fuera el último en el día del fin del mundo… ¡Cómo son los toreros!

¿Cómo son? Que se lo pregunten al salmantino Álvaro de la Calle (vestido de canela o tirita y oro), que se vio ante la papeleta de tener que acabar la tarde desde el toro segundo, y para hacerlo derrochó ¡TORERÍA! Por delante un Domingo Hernández, Victorino, Victoriano, Palha y Parladé. No se ahorró un quite, se fue a porta gayola, hizo la suerte suprema siempre despacio, cómo se tiró a matar al Palha, quiso torear con naturalidad y a veces lo consiguió con gran belleza y dirigió la lidia de un gran toro premiado con la vuelta al ruedo: ‘Duplicado’ de Victoriano del Río, que recibió tres varas inmensas de Oscar Bernal, la brega de Chacón y tres quites por parte de Álvaro de la Calle y del segundo sobresaliente, Jeremy Banti, más una buena faena de muleta que hizo rugir a la misma cátedra de Las Ventas.

Fue el toro que marcó la tarde, y con un poco de ciencia también dejará su rastro en casa de Victoriano del Río. Tras lo auténtico que fue el de Pallarés. Lo despacio que embistió el Victorino. Salio ‘Duplicado’ y deparó la lidia total. Y todavía faltaba otro buen toro con el hierro de Parladé. La tarde definitivamente estaba perfectamente encaminada para soñar despiertos. Pero la verdad del toreo escribió otra historia.

¡Cómo son los toreros!

Parte médico de Emilio de Justo

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