#FALLAS2018 | PONCE, EN VALÈNCIA, COMO EN UNA NUBE

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València se entregó un día a más a Ponce y su mensaje. Y de qué manera. Porque el toreo es también el arte de comunicar. Decirlo, renovarse, gustar, transmitir y emocionar durante 28 años de matador de toros no, no es casualidad. El toreo es también eso, momentos y sensaciones. Y Ponce se encuentra como instalado como en una nube. Madrid o Bilbao ya habían sido testigos. Y esta vez era el día: Ponce en València también como en una nube. Mientras, Paco Ureña asustó de nuevo a la épica.

Enrique Ponce dijo allá voy y València se fue con él. Poco importaron las incertidumbres de una corrida de Garcigrande con poco aparato y de secretos ocultos. Cómo fue ese inicio al primero por abajo, inmóvil, con facilidad suprema. Y luego le convenció. Ahora al hilo, luego cruzado. El temple enroscado. El sentimiento impreso. El imposible en cada trazo. 28 años de alternativa y 29 temporadas inventando embestidas, creando, comunicado emoción y estética desde un voluntad de pura torería. En el tercio, incansable en su búsqueda. Los toques imperceptibles y esos muletazos que se zambullían en el olé enronquecidos. Mitad asombro, mitad asentimiento ante la maestría sublimada. Ante la evidencia, el único que no pareció enterarse fue el señor Merenciano que negó el reconocimiento. La bronca fue monumental.

Por eso luego la plaza empujó más, cuando salió el cuarto. Y Ponce empezó a sembrar en un magistral quite por delantales, una media de pura porcelana y un pitón izquierdo espléndido descubierto en una brionesa a cámara lenta, pero que luego en la exigencia de la faena no se expreso igual.

Por ahí vendrían los de pecho y cambios de mano, las trincheras y las firmas a la obra con ‘Precioso’ que en principio se intuía de poca duración, pero al final duró lo que Ponce quiso. La diana floreada anunció el cambio y Ponce brindó otra vez al público. La entrega mutua. En la segunda tanda la armonía por el derecho. El ritmo, el pulso, el dibujo, la inteligencia y ese mensaje que de nuevo volvía a calar hondo y se esparcía por los tendidos. Y ‘Precioso’, reculando, escarbando, no paró de escarbar en toda la faena, a cada tanda, hocico abajo y escarbando. Y desde el dos al 12, pasando por chiqueros, y la muleta tragando oleadas que las ordena, las embebe, las acaricia, se las ciñe. Parece magia. Y esperando esa izquierda que no termina de rebozarse. Pero de uno en uno hace enloquecer. Ahora por aquí, ahora por allá, con los flecos, la bamba, el vuelo. Perl no descarga por ahí. Uno de las flores como una chicuelina. El toro recula, avanza Ponce ya sobre la diestra que sí fluye. Y el pitón izquierdo para los remates. Un de pecho surge de la lo más hondo arrastrando el hocico. Los cambios de mano. Y las poncinas a la inversa, otra vez por la mano izquierda. Porque la clase de uno en uno ahí entra sublime. Los tendidos de sol en pie. Y luego cual novillero tres molinetes, sin levantarse del suelo, con el pecho por delante. Pinchó de primeras, y ahí se esfumó cualquier opción de rabo. Pero las dos orejas con la estocada eran impepinables. Ponce en una nube, triunfador en València. El reconocimiento pleno. Mañana vuelve.

Talavante se estrelló con su invalido primero y con el quinto se diluyó. La bondad inservible y a menos. Talavante se aburrió rápido.

Paco Ureña quiso pelearse con su lote de Garcigrande cuando a lo mejor lo que venía a cuento era la suavidad y otra forma de convencer las embestidas. La ovación de recibimiento fue emocionante y era toda para él. Y el quite al primero de Talavante por gaoneras embragueradas fue una declaración de intenciones. Luego fue todo lucha con muchas apreturas. La emoción en redondo, al fin, con su primero levanto la faena del ay por el olé vaciado hasta el fin. Y en el sexto se repitió la vía de la épica. La falta de clase descompuesta y pese a todo querer transmitir emoción hasta que llegó el drama, la voltereta feísima. Ponce se lo llevó el toro hacía afuera. La estocada fue a puro cojón con el torero tambaleante.

Ponce se fue por la puerta grande. Y mañana vuelve con la de Juan Pedro Domecq por Cayetano junto a Perera y López Simón.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de València, 17 marzo de 2018. Octava de la Feria de Fallas. Toros de Domingo Hernández (1 y 2) y Garcigrande impresentables, con poca clase y desrazados, para Enrique Ponce (petición y vuelta tras aviso y dos orejas tras aviso), Alejandro Talavante (silencio y silencio tras aviso) y Paco Ureña (ovación y una oreja). Casi lleno (10.000 personas).

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