Enrique Ponce y El Juli juntos con una corrida de Garcigrande y Domingo Hernández en Alicante. La temporada se inició con los dos pidiendo la misma corrida de este hierro para Fallas. Hace un año Ponce abrió la puerta grande Madrid con la vacada que dirige Justo Hernández, y Ponce al final se anunció en Fallas y también otra vez en Madrid. En Sevilla ya se unieron los caminos de los tres, pero fue El Juli quien indultó a ‘Orgullito’. Y en Alicante, Ponce y El Juli se han anunciado juntos de nuevo con los hierros que figuran en lo alto de sus predilectos para los grandes compromisos, Garcigrande y Domingo Hernández para València, Madrid, Sevilla… y en Alicante ambos se han apuntado un triunfo solo al alcance de los figurones de época que son. 28 y 20 años después, Ponce y El Juli por la puerta grande de Alicante eran el triunfo de una época del toreo.

Para que luego digan: ‘Guijarrito’ abrió plaza y sacó empujando y empujando al caballo de picar hasta los mismos medios. Enrique Ponce ofreció toda una lección de temple, sometimiento, poder y capacidad lidiadora para administrar a un toro en sus virtudes y defectos, y hacer crecer un faenón a más. Muy tapado primero, siempre muy largo el trazo, gozado al final con las poncinas y ese gesto de la casta dominada que en cuanto pudo desearmar agitó el carácter y dio un arreón tremendo. Todo lo que Ponce creó (y tapó) se emborronó con una estocada defectuosa. El premio gordo llegó en el cuarto, ‘Borrachito’ de Garcigrande. Enormes las pinceladas de Ponce con las que se abrió hasta los medios. Toreo por abajo, a dos o una mano, elegante, cadencioso, placer para los sentidos bien florido. A partir de ahí se puso a arrear desde los mismos riñones el toro y la muleta de Ponce antes pincel, se tornó poderosa. Se movió el de Garcigrande y siempre encontró la muleta a cada embestida. Guía y luz a esa pujante emoción. Ponce otra vez subiendo a la cumbre y al final, a placer, con las poncinas religadas. La estocada, el triunfo y Alicante, entregado al torero de Chiva, era un clamor.

Para entonces El Juli ya tenía abierta la puerta grande. Enciclopédico en su primero. Científico y pasional con ‘Mambo’ de Domingo Hernández, a más y enclasado. Matices y registros de El Juli. Muy rica la faena y las formas. El mando siempre impreso. Vertical, encajado, el toreo muy en la palma. Rematando atrás, enroscado, también el efectismo de la noria, las roblecinas sin mover una zapatilla y la estocada. Fueron dos orejas, y la puerta grande abierta de par en par. Al quinto ya sabía que la compartía con Ponce, y El Juli sorprendió con una auténtica faena de capa. Hasta tres quites se sacó de la chistera tras el tercio de varas: lopecinas, chicuelinas y faroles y un puñado de brionesas, toreo a una mano cambiado por la espada. La imaginación al poder. Luego el toro se rajó de forma irremediable y echó el borrón a la variada, encastada, exigente e interesante corrida de Domingo Hernández y Garcigrande.

Qué manera de arrear en el peto. Un puñado de jacos patas arriba y en banderillas apretando de lo lindo. Tremenda la voltereta de Zayas, tercero de la cuadrilla de Cayetano. El torero de estirpe puso todo en dos actuaciones tan pulcras como voluntariosa y salpicadas de gestos o lances sobrosos. Como el saludo capotero por cordobinas a su primero o el inicio de faena al sexto. Pero claro, cuando la tarde está empeñada en resaltar una época del toreo, ahí Ponce y El Juli marcaron, y de qué manera, las diferencias en Alicante.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Alicante, 24 de junio de 2018. Quinta de la Fira de Fogueres. Toros de Domingo Hernández y Garcigrande de correcta presentación y encastados, se rajaron quinto y sexto, interesantes y a más el resto para Enrique Ponce (saludos tras dos avisos y dos orejas tras aviso), El Juli (dos orejas y ovación) y Cayetano (palmas y silencio). Cerca de tres cuartos (unas 8.000 personas).