El calor apretaba y el rocaful engañaba al cuerpo. La segunda de la Setmana de Bous de Algemesí se vendía por el hierro. Novillos de Cebada Gago, todo un clásico en el cuadrilátero de La Ribera. Uno de los cebadas, el segundo, venía con la marca b de la casa, García Cebada. El interés ganadero se mantuvo intacto toda la tarde y al final la cosa estalló a caballo con ese torbellino que es la rejoneadora Ana Rita. El gesto de torería lo firmó Ángel Gómez Escorial, que banderilleó al sexto con tremenda entrega y dando todas las ventajas al animal. Escorial salió volteado sin consecuencias del apretado encuentro al que fue con enorme decisión y vergüenza torera. Los novilleros, en cambio, quedaron en una indiferente frialdad.
La portuguesa Ana Rita cayó de pie hace un año y en su regreso a Algemesí volvió a provocar el delirio. Los cadafales en pie celebraron cada pasada, cada desplante o esas acrobacias inverosímiles, tremendos escorzos tumbándose literalmente sobre la grupa. Ajustó mucho, ligó y clavó certera. Incluso se dejó llegar los pitones a los caballos con mucho riesgo y al final remató con el rejón de muerte de forma efectiva. Las dos orejas y el rabo las pidió el pueblo justo antes de la merienda. Había hambre en todos los sentidos
El novillero Juan Carlos Carballo abrió la tarde. Su presencia en el cartel tiene su historia. Hace una par de años Carballo estaba anunciado en Algemesí, pero una grave lesión le obligó a parar en seco. La Comissió ha tenido buena memoria este año y ha contado con Carballo en su regreso a los ruedos. Todo un detalle. ‘Cómico’ se llamó el primer Cebada del extremeño. Un castaño bien guapo con el que demostró buena técnica ante la movilidad a veces enrazada con la que se empleó el animal. Pero nunca se redondeó aquello en alturas y distancias y con la espada tampoco se le dio rápida solución a la faena.
El segundo de Carballo atendía por ‘Charlatán’. No andaba sobrado de fuerzas tras las dos costaladas que se dio de salida, pero tenía buen son. La faena no tomó vuelo más allá de una buena una serie al natural en la que enganchó la embestida y ligó bien, pero que se quedó perdida en una labor deslabazada y que tampoco se remató a espadas.
El francés Adrien Salenc llegaba con el título reciente de triunfador en Calasparra. Su primero se llamó ‘Vencedor’. Venía herrado con el segundo hierro de la casa y lucía escaso trapío. Pero al final su casta, listeza o sentido acabó imponiéndose en una faena que Salenc planteó muy en corto y a la defensiva, sin tratar de pulir las virtudes del García Cebada.
Porque virtudes lucío toda la novillada y no se aprevecharon ni se resaltaron en los avíos un tanto destemplados de los espadas. El precioso burraco que cerró la tarde fue el más manejable. Goméz Escorial se entregó en banderillas. La conexión con los tendidos a través del toreo a pie fue más fácil. A Salenc se le encendió como una luz. Con el tal ‘Apaño’, también al final algo rajado, el francés tiró por la vía de la raza y la actitud de novillero. Las rodillas al suelo, la muleta muy por delante, la cara muy tapada y al final un circular de gran efecto entre el público. El desplante, la estocada, el descabello y una oreja con petición de la segunda para cerrar la tarde en la que solo destacó el torbellino a caballo de Ana Rita con buenos cebadas. El calor se soportó, gracias.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Algemesí, 23 de septiembre de 2018. Segunda de la Setmana de Bous. Novillos de Cebada Gago, justos de presentación, enrazados y manejables. Juan Carlos Carballo (silencio en ambos), Adrien Salenc (silencio y oreja) y la rejoneadora Ana Rita (dos orejas y rabo). Lleno (una 4.500 personas).