«He vuelto, nunca me fui, pero sí tuve que descansar». Así, con estas palabras, ha reaparecido Paco Ureña en público tras el «accidente», como lo ha calificado, del pasado 14 de septiembre en Albacete. Emocionado en medio de la expectación que había despertado su rueda de prensa en la quinta planta del Ateneo Mercantil de València. La pérdida de visión del ojo izquierdo es «irreversible». El propio Ureña ha afirmado que fue consciente de ello desde el minuto cero y que en todo el proceso vivido no ha sido nada fácil. Pero el convencimiento del torero se fija en la reaparición anunciada para las Fallas de 2019 en València cuando todavía no se ha puesto delante de ningún animal. «No quiero entrar en ningún sitio que no sea por méritos propios. Tiene que ser València, una plaza de las más importante de mi carrera». Para cumplir ese objetivo ha pospuesto operaciones en el ojo. Su único miedo, dice, es «no poder seguir toreando y no poder ser torero», pero, dice, «afortudamente la vida me ha dado otra oportunidad».
«Desde el minuto cero fui consciente de que había perdido la visión, desde que el pitón alcanzó el ojo y salté al callejón ya era consciente de que no iba a ver». De camino a la enfermería, recuerda Ureña, Ginés Martín le decía, «Paco, es solo un puñetazo», y el propio Ureña le respondía: «Ginés, yo ya no vuelvo a ver».
Paco Ureña ha recordado su infancia: «Cuando era chico nunca quería ir a las excursiones del colegio. Mi madre me preguntaba y yo le decía que no quería que me ocurriese algo y no poder ser torero. Al recordar eso caí en la cuenta, todo mi miedo es no seguir toreando y no ser torero. Afortunadamente la vida me ha dado otra oportunidad de poder seguir haciéndolo y por eso también aguanté en el ruedo de Albacete aquel día: hice lo que sentí y seguí toreando al toro que me hirió en Albacete.
El apoyo de su madre y su novia han sido fundamentales, también junto a su cuadrilla. «Nada más llegar al hospital tuve que hacer algo que fue lo más traumático: decirles a mi madre y a mi novia que no iba a recuperar la visión. Pero luego han sido fundamentales. Quiero darles las gracias a ellas porque sin ellas no me hubiera recuperado tan pronto.»
Han pasado algo más de tres meses de silencio desde el percance en Albacete. «Necesitaba este tiempo para pensar, pensar en cómo puedo ser mejor torero, en cómo puedo aportar más a profesión y sobre todo el intentar recuperar mi mente y estar totalmente seguro de lo que quería y cómo quería hacerlo», confiesa Ureña. «Llegué a la conclusión de que quería torear y tenía claro el lugar: València. Si no lo hiciese en una plaza de primera y con un toro de plaza de primera no sería Paco Ureña. Además, tampoco quería que por el hecho de este accidente tuviera que entrar en ningún sitio que no fuera por méritos propios. Tenía que ser València, una plaza de las más importante de mi carrera. Mi intención es torear en Fallas y allí será mi reaparición».
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