Un terremoto. La revolución. Pura actitud: rock and roll. Los tres acordes de punk al servicio de la verdad del toreo. Valor, entrega y personalidad, capacidad para hacer así y poner del revés el cotarro. Algemesí o el mundo entero si hace falta con una pizca de suerte. Y también un guiño del destino. Porque, Borja Collado, también me acordé de ti en la historia de esta tarde en la que Jordi Pérez, ya siempre ‘El Niño de las Monjas’, se presentó con picadores en Algemesí, se hundió, se levantó, remontó, echó a volar y provocó la locura en los cadafals. Triunfo rotundo. Un estallido de tres orejas en Algemesí frente a una magnífica novillada de Victoriano del Río.
Qué tarde. Qué novillada de Victoriano del Río. Un pelín baja de trapío, pero de bellas hechuras. No podían fallar. De nota los cuatro en bravo, en clase, en nobleza, en entrega. A cada cual más y mejor por abajo. El tercero fue extraordinario. Qué forma de embestir, para soñar el toreo.
Jordi Pérez, de Carlet, pero que vive en el convento de Sant Clara la Casa de Acogida de San José de la Montaña de València con las monjitas, se presentaba con picadores. Había cogido la sustitución de Borja Collado. La Escuela Taurina de València con Jordi Pérez ha puesto en circulación una estupenda generación de toreros con Miguelito, Collado y Polope. Para los profesores de l’Escola fue el primer brindis del Niño de las Monjas. Porque allí llegó un día de parte de las monjas para ver si lo domaban y encontraba algo que de verdad le llenase. Me lo dijo cuatro días después de presentarse en público en Bocairent: «he tenido la suerte de encontrarme con el toreo».
La tarde era de compromiso para Jordi Pérez. Cuchillo entre los dientes. Y como la vida, fue un mar de dudas, inseguridades, fallar, corregir, levantarse y remontar. Más que un triunfo fue una auténtica remontada. Las exigencias de la casta brava. Su lote de Victoriano del Río no regaló nada. La tensión y las dudas con su primero, ‘Duplicado’, fluctuaron. Más cuando la lidia se embarulló y El Sirio fue cogido de mala manera cuando trataba de banderillear en la misma puerta de chiqueros. No hubo una distancia clara o un pitón por el que encontrar el hilo de la madeja. Mucho cambio y mucho vaivén hasta que al final el argumento fue el del valor. Una media estocada que fue suficiente para el novillo se echase y arrancar una oreja.
Desnudo y sin complejos se echó de rodillas para recoger al último. A por todas. Hasta siete largas le soltó a ‘Jaceno’. La plaza se puso en pie y estallaba al fin de pasión. Otro quite por gaoneras emocionante. El novillo exigía. Había que someterlo. Lanzaba un violento tornillazo a la mínima que rozaba las telas. Otra vez los nervios, las dudas y la faena a la deriva. Hasta que brotó el toreo al natural y por fin Jordi Pérez sentía el toreo en su muleta, en su cuerpo, atalonado como él sabe, hundido en los riñones y las zapatillas. El novillo que a veces pedía un toque fuerte, al natural fluyó como la seda tras los vuelos. El toreo, ese mar de sensaciones, arrastraba a Jordi Pérez a favor de corriente y se expresaba, rugía ya por fin el torero de Carlet.
Ahí puso del revés aquello. La serie de rodillas, honda y sincera, desató la locura. La arrucina fue un terremoto. Entonces se le podía ver el cuchillo a Jordi entre los dientes. La voltereta de puro exceso. Rock and Roll. La estocada, letal. El clamor. Las dos orejas y la petición de rabo.
Fernando Plaza acompañó a Jordi Pérez en su salida a hombros por la puerta grande. El madrileño tuvo un lote para soñar el toreo, para sentirlo y conmoncionar al personal. Mas la actitud no pasó de correcta y aseada.
Muy en tipo pero algo vareado el primero, ‘Decorado’. Estupenda clase. Plaza movió despacio la capa y sumó un quite por tafalleras. Tenía temple exquisito el novillo y ya de inicio se puso de rodillas. Faltó algo al conjunto. Un muñecazo excesivo, brusco, al vaciar las embestidas. También más sinceridad en la colocación. La estocada casi entera y defectuosa dio paso a una oreja.
‘Bochornoso’ 129 fue cumbre. Precioso. Se estiraba de salida en su galope. Remató en las maderas. Inmensa clase. Humillación increíble. Qué forma de planear sin motor por el derecho. Profundo y templado. Fernando Plaza no se rompía tras la embestida en redondo, y al natural abusó la línea recta. No era solo cargar la suerte, sino dar el pecho, hacer crujir los sentimientos tras tan maravillosa embestida y comunicar el toreo. No. Cortó una oreja tras pinchazo y estocada baja como remate a una faena en la que todo transcurrió de la forma más correcta posible, de perfil y con escasas emociones.
Las emociones estallaron con Jordi Pérez. Con su entrega total dio sentido a una gran novillada de Victoriano del Río y Algemesí rugió al fin como solo Algemesí sabe hacerlo.
FICHA DEL FESTEJO
Algemesí, 26 de septiembre de 2019. Sexta de la Setmana de Bous. Novillos de Victoriano del Río, tan justo de presencia como bonitos de hechuras, nobles, bravos y encastados, increíble el tercero de nombre ‘Bochornoso’ para Fernando Plaza (oreja y oreja) y Jordi Pérez ‘El Niño de las Monjas’ (oreja y dos orejas). El Sirio fue cogido por segundo, recibiendo un puntazo que no le impidió continuar la lidia. Lleno.