La tal Celia nos va a dar las Fallas. Hay que resignarse. Vencer al frío, al vendaval y a lo que caiga va a ser imposible. Aguantarlo en el tendido de la Plaza de Toros de València (demasiados pocos hoy) será una heroicidad. Cada día, una batalla en el ruedo. Pero a Jordi Pérez ‘El Niño de las Monjas’ ya nadie le quita su puerta grande en Fallas frente a una buena novillada de El Pilar pese al incordio de la borrasca Celia, pero nada comparado con que una pandemia le borró las Fallas de 2020, cuando iba a debutar en València. Dos años de espera bien valen esta puerta grande.

Querer, querer y querer. Y no hace falta más. O sí. Jordi Pérez, consciente del privilegio de estar anunciado en Fallas un 16 de marzo, fecha por la que siempre se pegaron las figuras en València, ha defendido su sitio con carácter y una voluntad bien curtida, porque su nombre en los carteles no es sólo cosa del marketing.
La novillada de El Pilar ha sido importante, le ha faltado espectacularidad y algún que otro pero. Pero había importancia en la presentación (algo desigual) y en el juego. Opciones, y opciones buenas para todos. Varios novillos con seriedad de toro y mucho contenido en las embestidas. Desde el primero, que ya planeó en la misma larga a porta gayola de Jordi Pérez. Que tuviera que salir el sobrero en segundo turno fue un borrón por descordarse el titular en el peto. Tuvo temple el sustituto. El tercero, expresión de toro y el morro buscando los vuelos. Buen fondo el del cuarto. Clase en el quinto y casta para cerrar en el sexto.
El primero, un castaño y grandón de nombre ‘Alambrisco’, en la clase buena de lo de El Pilar, casi que se ralentizó ya a porta gayola. Se quedó un buen tercio de quites de firmeza y ajuste entre Álvaro Alarcón por gaoneras y las tafaelleras de Jordi Pérez.
Los estatuarios de inicio fueron a la contra. Pero El Niño de las Monjas al ansia le sumó orden a la faena en tiempos y distancias. Temple del bueno en la embestida, en redondo, por el derecho, es donde el toreo adquirió asiento en los riñones tras una primera serie de pruebas. Jordi no se dejó nada a riesgo de sobrecargar una faena, intermitente, pero que siempre tuvo ideas para al final encontrar soluciones a su favor hasta las bernardinas últimas y la estocada desprendida final. Solo querer, querer y querer.
Fue una oreja y luego otra de ‘Cigarrosa’, el cuarto, para abrir la puerta grande. Otro tacazo de novillo. Expresión de toro. Muy bajo. Tras el barullo de alegres cambiadas, se templaba el de La Monjas a la verónica. Siguieron problemas en banderillas cortando o sorprendiendo con poder cuando querían engancharlo en el capote. Por eso vino bien la coherencia del inicio por abajo. Quedó mejor la embestida por el derecho. Más larga, más entregada. Al cobijo de los adentros, esquivando a los vientos de Celia, muy despierto de nuevo Jordi Pérez, todo voluntad y la espada resolutiva para el triunfo definitivo.
El menudo Álvaro Alarcón se creció. Tiene temple natural. O valor también lo llaman. El cartucho en los medios pese al vendaval para comenzar. Por la espalda, un inicio templadísimo con la muleta en la zurda, encajado el natural y un farol ligado al de pecho. Es otra vez al natural, mano que da lustre a esta faena, en su tramo final, cuando se relanza la obra. Cuestión de concepto y lo que se atisba. Y una oreja que bien lo vale.
El quinto es un novillo alto, muy vareado, pero luce dos puntas. Mucha cadencia en el capote que dibuja la verónica buscando los medios. Sin aspavientos, quiso dejarse llegar al toro de largo. Qué raro ver a alguien dejarse llegar al toro de largo en tiempos de encimismos defensivos. Mucho mejor de largo y sobre la diestra. Más rotundo en redondo. Por la mano izquierda se abría la embestida por de más, hasta que hubo reunión en la última tanda sin pesarle los pitones rozando los muslos. Y ahí le sigue un desarme y la sensación de que se pasaba de faena. Con calzador y apreturas todavía las mondeñinas y una casi entera. La petición podía ser suficiente, pero el premio quedó en la vuelta al ruedo.
Manuel Perera pecó de mecánico con su primero, ‘Cigarroso’, cómodo de cara, abrochado, pero con expresión de toro. Mulato, listón, algo chorreado. Con mucho cuello y capacidad para humillar. Salvo el inicio vibrante de rodillas, Perera no conectó con la galería en una faena sin brillo, repleta de tirones y enganchones.
En la última bala se fue a porta gayola. Tremenda voltereta en los medios cuando trataba de pararle los pies de salida a ‘Lirillo’, el sexto. Fue arrollado de mala manera. La voltereta no sería la única. Mucho ay en una faena a lo bruto. Valor derrochó demasiado para arrancar una oreja.
FICHA DEL FESTEJO. 16 de marzo de 2022. Tercera de la Feria de Fallas. Novillos de El Pilar, el segundo como sobrero, bien presentados y de comportamiento desigual. Jordi Pérez ‘El Niño de las Monjas’, una oreja tras aviso y oreja con slaida por la puerta grande. Álvaro Alarcón, oreja y vuelta tras petición y aviso. Manuel Perera, palmas tras aviso y una oreja. Un quinto de aforo (unas 2.000 personas) en tarde desapacible con frío y viento. El Soro y Eloy Cavazos recibieron un par de brindis.