Hay proyectos que mejor no esperarse a ponerlos en marcha. Aunque sea desde cero y anunciando la palmatoria asegurada. Como dirían esas absurdas frases que pueblan el día a día de las redes sociales, la libertad que no te conceden, mejor te la inventas. Por eso nace EMBESTIDAS. Y más ahora, que parece que nos hemos dado cuenta, o no, de que los toros son algo punk y contracultural. Para revolucionario, por cierto —o muy torero—, Román, quien se tiró a matar con todo para asegurar el triunfo y se llevó su fuerte voltereta y una cornada axilopectoral más grave de lo esperado.

 

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Del revolucionario año de 1968 es la alternativa de Ricardo de Fabra, de quien nos hemos acordado 50 años después. Bien está rectificar y reivindicarlo. El primer toro de la feria se lo brindó Padilla al mestre de Torrent, como de Torrent es el becerrista Borja Collado que ayer abrió la puerta grande de València en la sin caballos inaugural. Como Collado también se apellida este Román, que cortó la primera oreja de Fallas y no pudo salir a lidiar el sexto, que le sirvió a Padilla para tocar pelo en su adiós de València. La vida…

Ese primer toro de Fallas que Padilla brindó a De Fabra se llamaba ‘Hechicero’ y hechizado estaba por la clase. Cadencia y entrega en la embestida por ambos pitones. Y ese empaque de toro de primera por cuajo, seriedad y hondura. Con la estrella de seis puntas de Jandilla venía marcado, como todo el buen conjunto, al que si bien le faltó pizca de entrega, seguramente echó en falta un mejor trato u otra disposición.

Padilla, pura voluntad, dejó un gran segundo par de banderillas, de poder a poder, pero con la muleta acortó terrenos y redució distancias muy pronto con ‘Hechizado’, no fuera a darle ventajas al bravo. La clase del Jandilla ahí fue menos expresiva y la faena más monótona. Tras buena estocada saludó una ovación tras leve petición. Lo mejor de Padilla con el cuarto fueron los templados y encajados muletazos que dejó de rodillas en el inicio ante otro animal de imponente presencia, con cierta movilidad, pero escasa entrega. Por cierto, el monterazo de ese toro, que iba a ser el último de Padilla en València, fue a manos de la prensa sistémica.

Con Román siendo intervenido en la enfermería, Padilla se fue encontrando poco a poco con otro de los buenos toros de la tarde. El sexto y serio ‘Mostero’ tuvo un tranco de más y le permitió cimentar una faena vistosa y ligada al jerezano con los consiguientes rodillazos y desplantes al epílogo. Un trofeo y vuelta al ruedo del pirata que siempre sale a flote. Mucho mérito.

El Fandi pasó la tarde entre silencios. Demasiadas líneas tiradas y no muy allá el compromiso aunque le jalearon con una diana y floreada y todo su primera faena. La de ‘Mugidor’, un jandilla no muy aparatoso ni sobrado de fuerzas, pero capaz de ir y venir. Con él vivió Román las primeras apreturas de la tarde echándose el capote a la espalda en su turno de quites. Fandila quiso acompañar embestidas antes que someterlas y la faena, a la segunda que se le ciñó por el derecho por escaso mando y ausencia de toques fijadores, careció de interés. Cuatro pares de banderillas fueron la fiesta principal en el quinto capítulo, donde los muletazos otra vez se sumaron con rumbo a ninguna parte.

Román prendió con ‘Granado’, un toro lleno de caja, hondo, de buen cuello y fino de cabos. Aunque el saludo resultó embarullado y sin acabar de tomarle el aire, todo fue encajando y saliendo de forma natural a partir de ahí. Siempre muy para el toro y por el bien del espectáculo. Como ese inicio improvisado por estatuarios que pilló a Román a mitad de camino de los medios para brindar al respetable. Templados y ajustados, de tipo listo. Sujetando espada, montera y muleta. Sin tirones. Aunque quiso pegarle ahí un cambiado por la espalda, aguantó, templó por delante y vació con un monumental de pecho. Y luego se fue y acabó de brindar. La plaza ya estaba metida en la faena. Prevaleció la distancia, el temple, el mando y el ajuste. Le midió cada tanda. Apretó más por abajo y más en corto cuando tocó y la zurda le voló perfecta en el toreo al natural. Una revolución la primera faena de Román en sus Fallas. El triunfo no se podía escapar y el toro, enrazado, no le perdonó tanta sinceridad en la suerte suprema. En aquel torbellino de pitones tras la voltereta llegó la maldita cornada. En la vuelta al ruedo el brazo izquierdo no podía ni moverlo Román .

PARTE MÉDICO

“Durante la lidia del 3er toro ha ingresado en esta enfermería Román Collado, el cual presenta cornada en región axilopectoral izquierda de unos 20 cms, con sección casi completa del músculo pectoral mayor y su aponeurosis sin afectación vascular ni nerviosa.

Se practica Friedrick de la herida , dermis, aponeurosis y tejido muscular. Sutura muscular con puntos en reabsorbibles. Puntos sueltos en aponeurosis. Drenaje de penrose interviniendo toda la zona y extrayéndolo por contraabertura en zona más declive. Sutura de piel con monofilamento.

Anestesia local y sedación.

Pronóstico: reservado

Se traslada al herido al Hospital Casa de la Salud de Valencia”

Firmado: Dr. Cristóbal Zaragoza

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de València, domingo 11 de marzo de 2018. Segunda de la Feria de Fallas. Toros de Jandilla (bien presentados, nobles y de buena condición en general, prácticamente embistiendo los seis, a destacar primero y sexto) para Juan José Padilla (ovación tras leve petición, silencio y oreja en el que mató por Román), El Fandi (silencio en ambos) y Román (oreja en el único que mató).  Antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio por Arévalo padre y el niño Gabriel Cruz. Media plaza (5.500 personas).