FOTOS: CARLOS GÓMEZ ‘LITUGO’
Tres horas de corrida. Un puñado de historias. Ningún relato y a la vez todos, siempre al dictado del corazón. No fue un espectáculo brillante. Pero fue tragicómico. Por sonar, hasta sonó el pasodoble en honor a ‘Fernando Esteso’ y nos acordamos de pelis como Los Energéticos. Tarde agradable. La oportunidad a huevos y su doble cara. La oportunidad despeñada pinchazo a pinchazo. El esfuerzo premiado al fin: ¿se ha asegurado Jesús Duque las Fallas con esta puerta grande? Una corrida de fácil manejo. Blanda, noble. Insuficiente para conmover. Dos sobreros. Vale, suficiente para cualquier catedrático del toreo. El toreo. Ay el toreo. Tanta gloria, tanto dolor y tan puteado.
Estábamos en el metro y llegaba la foto de Carlos Gómez ‘Litugo’. Varea se ha cortado la coleta. El sobrero de Las Ramblas le comió la moral. La poca que le quedaba. Por un momento pareció que sí con su primero, el basto castaño de nombre ‘Bocaza’. Un tren por delante, con mucho pecho, pero con temple a la hora de embestir. La media de recibo fue puro Varea. Canela y azabache. Aquel vestido que llevaba el día que se encerró con seis novillos en Castellón. Aquel día la espada funcionó en el momento clave. Hoy no. Hoy, definitivamente, negado con el estoque, Varea se cortó la coleta. Impotencia y realismo. A ‘Bocaza’ lo había toreado con temple y gusto, con gracia, ritmo. Como aquel día con los seis novillos, hasta inició su primera faena de rodillas, hasta parecía que iba a dejarse caer de hombros e iba a hacer crujir la plaza con un cambio de mano de rodillas como el de aquel día. Pero no.
‘Bocaza’ era un toro. Manso, huidizo, pero manejable. Tras tomar un buen primer puyazo, se fue del segundo encuentro. Varea se expresó. Tomó la embestida, la sintió, la acompañó hasta atrás, toreo de curvas, un tanto por fuera, pero con suavidad y buen aire. Con los vuelos. Variado. El de las flores, el cambio, el gusto por lo clásico y lo barroco. El toro buscando los adentros decía basta. Era el momento de la verdad con la espada.
Ese momento, el de la verdad, Jesús Duque no lo dejó escapar. Por eso es la suerte suprema. Porque ahí al final es cuando de verdad se confirma si has podido al toro y a tu corazón. A tu cabeza. En la suerte suprema no queda otra que entregarse. Y así lo hizo Jesús Duque. Le faltará más rodaje, más pellizco o más lo que sea. Pero cuando se tiró a matar a su primero se creía indestructible. Y le metió un espadazo.
Por eso lo ha logrado Jesús Duque. Por sus cojones, por sus esfuerzo y porque arrastró a media Requena se fue a hombros tras realizar una faena auténtica, hecha con el corazón, y otra más liviana, también válida gracias a la bondad del castaño grandón de nombre ‘Espléndido’. Faena ligada, aseada, casi siempre rematada a media altura, sin profundidad, pero con marketing y en los medios, con desplante de «aquí estoy yo, qué pasa» y cerrada de pinchazo y estocada, ambos con el corazón. Pero la que le vale al de Requeña, la que le deja huella y le permite creer que sí se puede es la faena a su primero, a ‘Poloroso’. Un toro picado magnífico por Tito Sandoval, con una segunda vara medida de premio.
Lo recibió Duque por faroles de rodillas y comprobó que metía la cara. También que medía. Tras iniciarlo en los medios. Tuvo que esperarlo y ponerse muy en corto. No le regaló ni media embestida. Antes tuvo que aguantarle varios regates quedándose el toro encima. Y así hasta que mediada la faena al fin el toro se entregó. Por abajo, muy por abajo, muy entregado el torero y la muleta casi en el hocico. Ahí rompió el toro y Duque encontró sentido a tanto esfuerzo. Un esfuerzo llevado al límite, hasta esa estocada.
Cuando le concedieron la oreja del cuarto se abrazó a Román. Estaba recogiendo la montera que le había entregado en el brindis. Estaba emocionado de verdad. El esfuerzo por fin parecía tener sentido.
Jesús Chover volviá a València tras la alternativa de Fallas. Dos veces a porta gayola en su primer turno para parar al titular y al sobrero que se paró sin gracia ninguna. El sexto fue un prodigio de temple y clase. Chover hasta se permitió el toreo de gusto en el inicio y un par de tandas en redondo con eco en el tendido, pero no le dio más solidez a la faena, el toro fue a menos y al final tampoco se fue tras la espada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de València, 26 de julio de 2019. Segunda de la Feria de Julio. Cinco toros de El Parralejo, el tercero lidiado como sobrero, y uno de Las Ramblas (quinto bis), bien presentados pero lote desigual, nobles y blandos, sin exceso de casta, para Jesús Duque (oreja y oreja tras aviso), Varea (palmas tras aviso y silencio tras aviso, se corta la coleta al finalizal el festejo) y Jesús Chover (silencio y silencio tras aviso). Se desmonteraron en el segundo Raúl Martí y Alberto Zayas. Al inicio se guardó un minuto de silencio por Marcelino Rodríguez ‘El Temerario’. Un tercio de entrada (unsa 3.500 personas).