Una maravilla de Coquilla de Sánchez Arjona iluminó las sonrisas e hizo olvidar el bochorno que traía el viento de poniente. 34 grados marcaba el termómetro poco antes empezar el paseíllo. ‘Tachador’ 52, de febrero de 2017, negro y cornigacho, un punto más cuajado que el primero, reivindicó viejas glorias del hierro de don Javier en cuadrilátero de Algemesí.

Apasionada embestida desde que salió a la arena. Cuando el portugués Joao D’Alba (Escuela Taurina Fundación EL Juli) tomó la muleta las expectativas estaban muy altas y el eral no defraudó. Embestía de verdad. El motor en los riñones. Todo por abajo y hasta el final. Profundo el tranco. Cuando lo llamaban no paraba. Incansable. Como defecto, que punteaba. O a lo mejor era virtud por un exceso de casta. Se abría tras los vuelos y pronto volvía a estar ahí por el derecho. Por el izquierdo mejor todavía, más fijo. El hocico abajo, casi metido en las pezuñas. Novillo de vuelta al ruedo sí o sí. Desde el palco decían que se había dolido en banderillas. En cambio no tuvieron vergüenza en concederle las dos orejas a un voluntarioso Joao D’Alba, que fue siempre al ritmo que marcaban las embestidas de ‘Tachador’ 52, una maravilla que venía a reivindicar ese tesoro escaso pero aún vivo: Coquilla.

La novillada de Coquilla de Sánchez Arjona no se lidió completa por una lesión de un eral en la víspera. Así, en cuarto lugar se remendó con uno de Los Chospes que vino a corregir el borrón de la víspera. ‘Lagunero’ fue novillo con temple, fijeza y nobleza. Es decir, lo que no se vio el día anterior. Le correspondió a Javier Camps, natural de Massamagrell y alumno de la Escuela Tarina de València, que venía con un viejo azul marino y oro que hacía varias décadas que no toreaba.

Las virtudes del eral se plasmaron en el nutrido saludo capotero rematado de serpentina y una sonrisa buscando conectar con los cadafals. Camps además tiene sentido del espectáculo y cedió las banderillas a José Arévalo y Juan Francisco Marín, que se lucieron y desmonteraron. La faena compuesta aprovechó las virtudes del de Los Chospes. Despacio cimbreó la cintura en redondo y al natural le voló sin tirones la franela. Por ahí debió insistir, pero prefirió la diestra. Ofreció distancia y tiempos necesarios. Al intentar un molinete se llevó una tremenda voltereta a la que respondió con actitud. Buen epílogo por giraldillas y estocada. Tal vez era de dos. Pero el palco volvió a lucir una atrofiada vara de medir y solo le concedió una oreja a Javier Camps.

‘Abatido’ de Sánchez Arjona se llamó el primero de tarde. Acapachado y con cuellecito. Para Lucas Miyane (Escuela Taurina de Beziers), que se fue a recibirlo a porta gayola. El eral tuvo fijeza y humillación desde el primer contacto con las telas, siguiendo los vuelos de esa larga de rodillas. No abrió la boca jamás. Embistio siempre por abajo, aunque con un tranco algo andarín. Miyane siempre tuvo al novillo encima y la faena le salió muy movida, poco frondosa en lo fundamental y casi siempre echando mano de recursos y remates para sacarse al animal de encima. La clase y profundidad del pitón derecho quedó casi inédita. Dejo una buena estocada algo delantera y se le concedió una oreja.

Más genio sacó el tercero de Coquilla, pero también resultó encastado. Exigente. Fabien Castellani (Escuela Taurina de Arles) no es ningún estilista. Puso voluntad. Su faena dio bandazos hasta al final lograr sujetar la embestida ya con el novillo aplomado. Dejó una estocada trasera tras aviso y se dio la vuelta al ruedo.

FICHA DEL FESTEJO
Algemesí, 24 de septiembre de 2019. Cuarta de la Setmana de Bou. Tres erales de Coquilla de Sánchez Arjona, excepcional el segundo y uno, el cuarto, bueno, de Los Chospes para Lucas Miyane (oreja), Joao D’Alba (dos orejas), Fabien Castellani (vuelta al ruedo tras aviso) y Javier Camps (una orena tras aviso). Casi lleno.