Así es una tarde de toros en Fallas. Con el runrún siempre a la que salta, a plaza llena. Seguro que Paco Ferri lo ha captado desde el cielo donde van los buenos aficionados y mejores tipos. Por ti, Paco, ha sido el minuto de silencio en el día grande de estas Fallas que tanto esperábamos. Y que recordaremos así, por ti, Paco, y porque es la primera vez que Roca Rey no abre la puerta grande en Valencia tras seis consecutivas de matador.
En las tardes grandes, las tardes de apretón, las que se agarran a la memoria y hacen afición, el runrún recorre los tendidos. Va de la esperanza a la sorpresa, de la intuición al hecho. Del susurro de deseo al oleee que alargamos en València como en ningún sitio. El runrún es gozoso y en Fallas nos cobija del frío, del viento y todo. Se escuchó cuando Diego Urdiales brindó al tendido el primero de la tarde; cuando Manzanares recibió al segundo y le tuvo que enjaretar una forzosa y emocionante chicuelina; y, sobre todo, lo acaparó un imperial Roca Rey con una faena con runrún de rabo y final cuando saltaba la noticia: se quedaba sin puerta grande por culpa de la espada y el descabello.
La locura se desató en el tercero. Toro bravo ‘Centinela’ (número 163 de septiembre del 2017, 545 kilos con el hierro de Cortés), aunque no fue el mejor presentado. Más corto de caja, menos trapío, pero bravo de principio a a fin. Desde las verónicas de Andrés Roca Rey buscando los medios también por chicuelinas. Siempre los medios, campo de batalla y emociones de una faena cumbre.
El segundo puyazo de Juan Manuel Quinta, deteniendo la embestida con la vara antes de la llegada al peto, y el toro peleando con fijeza abajo es merecedor de premio y hasta provocó su runrún, que siguió tras el quite por chicuelinas rematadas con media y mensaje a terceros y cuando se desmonteró Antonio Chacón tras banderillas.
Ni la mínima especulación: Roca Rey achantó al vendaval llamado Celia yéndose a los mismos medios. Entonces ya, el runrún era ensordecedor.
Y desde el centro del mundo se dejó llegar toda la bravura de ‘Centinela’ a galope. La bravura en su máxima expresión. La verdad sin decoro. Una faena desnuda. El pecho por delante y una muleta poderosa para golpear al toreo en su centro de gravedad: emoción y verdad.
La ligazón sin rectificar un pelo. El de pecho de 360 grados en la boca de riego hace crujir la plaza entera, el toreo al natural fue sujetado en la misma palma. Los remates de siempre, la arrucina, el cambiado, la locura si enmendar un milímetro, la embestida por la barriga y hasta el viento a favor. La plaza en pie tras cada tanda. Era de rabo la faena, pero la espada se fue atravesada sin muerte alguna y tuvo que descabellar tres veces. Pero el público decidió que aquello no se iba a quedadar sin premio, y llegó la oreja.
El manso que cerró la tarde no se rebozó jamás y siempre marcó la huida. Roca Rey lo sujetó de rodillas toreando en redondo y cargando la suerte. Y encendió de nuevo el cotarro. Se puede decir que Roca Rey ha descubierto la entrega de los tendidos de sol de València, esos que siempre fueron los más pasionales ante los arrimones aquellos de Dámaso o El Soro. Pero de nuevo la estocada fue insuficiente y el descabello lanzó una tarde tremenda del torero peruano por la puerta de cuadrillas. Es solo segunda vez que Roca Rey no sale por la puerta grande de València desde sin picadores.
Diego Urdiales se llevó una tremenda voltereta en el cuarto cuando le perdió la cara al toro, que fue el de más feo estilo, muy cornidelantero, de embestida recta, a media altura. Tiró de coraje el riojano. En su primer turno ofreció golpes de torería con un toro que fue a menos pero en el que todavía llegó a escucharse el paso doble Agüero.
La tarde de Manzanares tuvo mucha ciencia y un amplio surtido de técnica y buen toreo. Rugió València en las verónicas de Manzanares y la chicuelina obligada al segundo de la tarde. ‘Cojito’, un toro, largo, sueltas las carnes, algo vareado y cara lavadita que no acaba rematar las buenas hechuras. Muchas virtudes y elasticidad en la forma de meter la cara. Pero dos volteretas de tanto humillar jugaron a la contra. Daniel Duarte se desmonteró. El toro quedó flojo de remos y metiéndose por dentro por el pitón derecho. Fue faena larga de cálculo y precisión técnica. Inteligente. Una pena no haber visto a ‘Cojito’ y Manzanares en otras circunstancias.
En el quinto se volvió a ver a un José María Manzanares con tremendo sitio. Majestuoso al natural, muy enroscado el toreo, de pechos interminables y cambios de mano celebrados como siderales. Otra faena elaborada con precisión científica, cual druida del toreo. Pero la estocada recibiendo no fue posible ni al primer ni al segundo intento. Gran ovación.
FICHA DEL FESTEJO. Viernes, 18 de marzo de 2022. Quinta de la Feria de Fallas. Toros de Victoriano del Río y de Cortés (tercero y quinto) de correcta presentación, nobles. Muy bravo y encastado el tercero. Diego Urdiales, ovación en los dos. José María Manzanares, ovación tras aviso y gran ovación. Roca Rey, oreja y ovación tras dos avisos. Casi lleno en tarde fría y ventosa. Se guardo un minuto de silencio por Paco Ferri, que fue asesor en la Plaza de Toros de València y miembro de la Tertúlia Taurina del Ateneo Mercantil.