Sonaba Alicante en estéreo. Efusiva con El Fandi. Incluso antes. Un respingo de emoción fue el clarinazo que daba inicio al show. On. Emoción incontenible, como si fuera la primera vez que veían una larga cambiada de rodillas, una chicuelina, una media de hinojos, el clásico repertorio fandilista con los palitroques… Y ese olé tremendo, porque lo habrán oído hasta en Benidorm, cuando la montera cayó boca abajo tras el brindis al público. Empezaba la corrida con todos los efluvios de la felicidad del mundo por las nubes y el cielo azul ‘Alicante’ y su plaza de toros. Cualquier sociólogo de la Universidad de Winconsin habría flipado en colores y hasta había uno que a la salida comentaba: “ha sido una montaña rusa de emociones».
Y ahí fue, cuanto más alto, con Roca Rey cuando ardió todo. Pero a él como si se la sudase. Me explico.
Se la suda a Roca Rey, vamos, que no suda. Le importó un bledo el genio descompuesto del castaño ‘Tallista’ que hizo tercero. Lo sujetó a la verónica como si nada, sin perderle pasos y la embestida rematando por el corbatín. El quite por chicuelinas y tafalleras inmóviles con la guinda de la brionesa fueron otro estallido. Y sin sudar una gota armó tal zafarrancho que hasta le pidieron el rabo. La faena se la había brindado a Josemari Manzanares, como pidiendo permiso. De rodillas por delante y por detrás con los cambiados y un cambio de mano. El toreo en redondo encajado, cada vez más despacio y los remates se sucedían envolviéndole la cintura. La arrucina ligada, los tendidos en pie, a sol y a sombra, a cada tanda.
A la que la mansedumbre asomó, Roca Rey se fue a por la espada. Y por estasque el flequillo le volaba y su rostro no sudaba. Pero faltaban la emoción de las bernardinas imposibles con gritos de torero, torero y una estocada fulminante para agarrar las dos orejas con petición de rabo.
El caso es que, como si no hubiese empezado la tarde para él, ya arrasaba con dos orejones y alguien había decidido a priori que su lote tenía que ser el más fuerte de la desigual corrida de Victoriano del Río.
Y Roca Rey se puso a prueba con ese sexto, un cinqueño a tres meses de los seis años. Con sus cosas de toro viejo, su seriedad, sus teclas. Por el derecho como enterado y metiéndose por debajo de los capotes, avisó tres o cuatro veces al matador y su cuadrilla.
Pero Roca Rey se lo brindó al público, por si alguien, en mitad del barullo, se enteraba del reto que asumía. Toro incierto, midiendo todo. Sólo un borrón, un desarme. Lo demás: fue tremendo como Roca Rey se hizo dueño de la embestida y los terrenos frente al tal ‘Elegido’, toro apretado, hondo, de seria expresión.
La mano diestra fue la del examen, aunque por el izquierdo, al natural, tal vez dejó en el único intento los mejores muletazos de la tarde. Por el derecho insistió y se puso a prueba Roca Rey. El peruano mandó sobre una embestida que se antojaba breve, frenada, incierta, y por ahí acabó embraguetado el torero, entregado el toro, sujetado en un arrimón de toreo auténtico. Remató de buena estocada. Le pidieron dos orejas, el presidente pareció no enterarse y lo dejó en una. A Roca Rey se le notó más entregado en la dificultad de este cinqueño y hasta la faena le duró un pelín más que la anterior, siempre dentro de la medida e intensidad que presiden su faenas.
La corrida de Victoriano del Río fue desigual. El lote más cuajado se lo llevó Roca. Los dos con el hierro de Cortés se los llevó Fandila. Luego, primero y quinto fueron más lavados y anovillados.
Un buen toro fue ‘Jilguero’ , el segundo de la tarde. Cuajo, remate y el equilibrio de la casa. Recibió un puyazo empujando de verdad y dejó dudas y misterios que resolver tras banderillas para José María Manzanares, que no pasó de detalles y tecnicismos y una extraordinaria estocada al segundo encuentro con este toro.
Tras tantearlo, Manzanares no le quitó la muleta de la cara y logró importantes muletazos muy ligados y mandados. Pero ahí se quedó su tarde, en la corrección técnica sin llegar a disfrutar el toreo en otra dimensión.
Lo mismo en el quinto. Manzanares lo cosíó a la muleta y el anovillado se educó a embestir por abajo hasta con profundidad. Sobre todo por el derecho. Pero la faena más allá de los vistosos pases de pecho no se distinguió en exceso. La estocada fue a la tercera y perdió toda opción de trofeo.
El discurso de El Fandi consistió en largas intensas, alguna verónica muy templada y lenta. El buen son de ‘Soleares’ -con el hierro de Cortés y una faena de muleta que se atascó hasta los desplantes finales. Se dejó llegar a los muslos los pitones. Resolvió con una casi entera, y ese casi frenó el estallido, y se concedió una generosa oreja. Con el cuarto, muy blando, dejó cuatro pares de banderillas muy celebrados, pero tras una faena con muchos tirones no hubo opción de sumar despojos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Alicante, 23 de junio de 2022. Segunda la Feria de Hogueras.
Toros de Victoriano del Río y de Cortés (primero y cuarto), de presentación terciada. Anovillados primero y quinto. El resto cuajados y aparentes, el sexto cumplía los seis años en septiembre.
El Fandi, oreja y ovación;
José Maria Manzanares, oreja y palmas tras aviso;
Roca Rey, dos orejas con petición de rabo y una oreja con petición de la segunda.
Casi lleno en los tendidos.