Qué espectáculo, ya ruge Algemesí. Tres años después, la vida lo pedía a gritos. El pueblo necesitaba al toro y un auténtico espectáculo fue el reencuentro. Su plaza. Su público. Una ensalada social, intergeneracional, con lazos en común, los que atán los troncos de su plaza, que es gesto y gesta. Gusto. Puro pueblo. La vida en ebullición. Los niños, los mayores, la explosión de color cadafalera. Imposible aparcar si no era en los límites del casco urbano. Como acierto destacar el nuevo horario: las novilladas empiezan a las seis de la tarde
El carrer Muntanya hasta los topes. En la plaza dos referentes que encontrar. Tomás Plà en su rincón y Pepe Rubio a la otra punta, sobre la puerta de arrastre. Allí estaban. También Fernando Beltrán, al que un día le salió una faena imposible e inolvidable y, será por eso, también necesitaba reencontrarse con su cuadrilátero.
La novillada de Torrestrella casi que pasó a un segundo plano. Algemesí necesitaba vibrar como no lo hacía desde hace tres años. Darse un homenaje. Hubo ola mexicana saltando de cadafal en cadafal, el grito de guerra de ¡Sí, sí, sí, açò és Algemesí! Y hasta política. A la mínima que la alcaldesa, que ejercía de presidenta, le llevó la contraria al respetable por una generosa oreja, los más pequeños arrancaron con un claro «No volem escola, no volem escola», al que se unió la plaza entera, ante el atropello que obliga, por primera vez en décadas, a los niños a ir al colegio en plena Setmana de Bous. Intolerable.
El público coreó la aparición del primer novillo de la tarde como hacía tiempo, como requería el momento. Apareció ‘Lector’, un guapo y hondo burraco de aplatanada cuerna con el hierro de Torrestrella.
Los olés y la emoción de ese reencuentro sorprendieron a Miguelito. Algemesí sonaba cómo La México a rebosar. Esas cosas deben ser como regalos que da la vida a quienes son capaces de vestirse de torero. Qué pasote.
Miguel Senent ‘Miguelito’ arreó con largas cambiadas. Mientras, Algemesí atronaba. Imponente.
A ese primero le faltó clase y fue bruto, pero en cambio siempre fue pronto al cite. A la tarde de Miguelito le sobró tensión.
A veces en Algemesí algunos leen un guión con mucho efecto. Y tampoco hay que pasarse. Mejoró cuando más suavidad imprimió, pero el conjunto resultó irregular. Aquel primero tuvo su guasa y en un descuido, cuando ya lo cuadraba para matar, lo cogió feo por el pecho. Luego fallaron espada y puntillero.
Por su faena al tercero se le pidió una generosa oreja. Labor con altibajos y algún inoportuno desarme cuando mejor pulseaba la embestida. La estocada fue de lo mejor. Trenzano negó el premio y el pueblo lanzó su queja política a bocajarro Miguelito de Campanar dio la vuelta al ruedo.
El mexicano Arturo Gilio ofreció una sólida tarde. Mira ya para la alternativa en este mismo otoño, anunciada en Lima, Perú.
Con su primero arreó desde el mismo inicio con pases cambiados. Temple y una amplia paleta de recursos. La estocada, con ligera travesía, lo dejó sin trofeo.
El jabonero cuarto resultó el Torrestrella de menos inercia. Pero poco le importó a Gilio para arrancale una oreja. Faena de temple casi exacto, milimétrico, llegándole mucho. Con una estocada mejor que la anterior, esta vez sí se concedió a Arturo Gilio la primera oreja de la Setmana de Bous 2022 de Algemesí.