La Naranja de Plata es un aliciente más de la Setmana de Bous de Algemesí. A nueve días de toros le caben diez festejos. Seis novilladas picada por la Naranja de Oro, dos sin picadores por la de Plata y además una clase práctica, impulsada por la Federación Taurina Valenciana, que ya ha designado su ganador, Bruno Gimeno, quien se entregó en Algemesí el pasado domingo en horario matinal.
La Naranja de Plata ya puede tener claro su ganador tras la celebración de las dos novilladas sin picadores. La primera con el hierro de El Tajo, la segunda con el sello Coquilla de Sánchez Arjona, todo un clásico en la Setmana de Bous de Algemesí. Ninguna de las dos novilladas resultó fácil y en cada tarde se saboreó tanto la gloria como también la dureza de lidias imposibles y avisos inmisericordes ante la dificultad que impone la casta en le cuadrilátero de Algemesí.
Si el primer día fue Alejandro Chicharro el que se mostró muy puesto, capaz, templado y ordenado ante un buen novillo de El Tajo, al día siguiente fue Cristiano Torres el que impactó en Algemesí como pocos logran.
La actuación de Cristiano Torres cayó así, como auténtico impacto. Desde que se abrió de capa sus formas llamaron la atención. Un par de lances a la verónica salieron con una cadencia especial y mano baja. Cristiano Torres, hijo del aragonés Ricardo Torres y hecho en la Escuela de Salamanca, tiene personalidad y compromiso firme. Su eral de Coquilla no fue el mejor. Muy agarrado, con pocas virtudes, más mérito tiene el impacto. Querer torerar encajado, si exageraciones, pero la mano siempre por abajo, la capacidad y el valor para empujar las embestidas más allá. Pura fe en el toreo. La verdad de su actuación llegó con fuerza al tendido. La estocada al primer intento mereció la petición y la concesión del dobre trofeo.
Cristiano Torres es firme candidato a alzarse con la Naranja de Plata.
El día anterior fue Alejandro Chicharo quien cortó una oreja con fuerza ante un buen novillo de El Tajo. Sobrado el novillero, con mucho sitio, ya está para empresas mayores. El jabonero que le correspondió tuvo clase y profundidad, sobre todo por el pitón derecho. En Chicharro se vio un pulso especial para el toreo.
Clement Hargous se mostró eléctrico y bullidor. Pegó largas y faroles de salida hasta cansarse. En banderillas demostró facultades, siempre antes o después de clavar dejó varios quiebros o recortes. Capaz con la muleta le faltó reposo. Mal a espadas.
Óscar Dasilva, de Toledo, tras una lidia de locos, se puso en terrenos de cercanías para exprimir a su novillo de El Tajo. No le pesó meterse entre los pitones para un convencido arrimón.
Marco Polope toreó con gusto al eral que le correspondió en suerte, pero al animal le faltó celo y clase para dar sensación de continuidad a todo. La espada volvió a ser un problema.
Y ya en el último turno, al castellonense Abel Rodríguez le salió un animal de El Tajo imposible. Fue un mal rato para cuadrillas y para el propio chaval que no supo por donde meterle mano. Al menos fue capaz de cazarlo con la espada.
Nabil ‘El Moro’, de la Escuela de Mar de Nubes, se mostró muy puesto con un Coquilla de embestida incierta. Porta Miravé escuchó los tres avisos. Manuel Román quedó inédito con eral de Nazario Ibáñez lidiado como sobrero de pésima presentación y nula raza. Y cerró el valenciano del Cabañarl Borja Navarro, que tras una faena vistosa y eléctrica con un bravo Coquilla se puso fallón con la espada, perdiendo toda opción de triunfo.