(fotos: SCP y Las Ventas)
¿Qué tendrá el toreo al natural que a todos gusta? ¿Qué tendrá que a todos pone de acuerdo, emociona y deja agradable cicatriz en el recuerdo cuando se expresa, firme y natural, vuela despacio, se escapa por debajo de la pala del pitón y se funde con la embestida? El toreo al natural de Fortes el pasado domingo ha ayudado a sobrellevar mejor una semana festiva para unos y de pasión para otros. Los naturales con plomo en los talones, vuelos y pulso sedoso ante el Victorino ‘Mucamo’ deslumbraron como auténtica revelación divina en la inauguración de la temporada venteña ante más de 14.000 almas. Y así sonaron al olé unísono: como auténtica marabunta.
Paco Aguado, a raíz de los naturales de Fortes en Las Ventas, ha escrito en Al Toro México un recomendable artículo sobre toreo. Y punto. Entre otras cosas, dice así: «Las plantas asentadas con naturalidad, el pecho y los muslos dados al cite, y el cuerpo yéndose con cada embestida a ras de bragueta, apretando los espacios al máximo para fundirse con un toro que acude provocado desde la sutileza de unos vuelos al servicio de la lentitud y de la reducción de la velocidad, de la dilatación del momento sublime. Así abrió Fortes la temporada madrileña.»
El toreo al natural, con la cima de Fortes en Madrid, ha dejado perlas que resulta fácil rescatar del recuerdo, todavía fresco, de un marzo con protagonistas muy claros en general y también al natural en particular. Toreo al natural en diferentes versiones y siempre originales. Puros, sinceros. Unas veces de más complicada realización, otras aparentemente más fáciles, pero increíblemente más despacio.
El toreo al natural por ejemplo en Román. Quien en el único toro que estoqueó en Fallas de los cuatro que tenía anunciados, justo antes de descubrirse la cornada que le mantiene en el dique seco, dijo que de su faena al Jandilla, más allá de la oreja, se quedaba con un natural que había pegado. También José Garrido, que a punto estuvo de descerrajar la puerta grande de València por un manojo de naturales a uno de Fuente Ymbro de nombre ‘Vivero’. O ese Roca Rey con una natural estratosférico de rodillas y luego otros de tremenda entrega y profundidad al buen Cuvillo de nombre ‘Rosito’. O Enrique Ponce a uno de Juan Pedro para coronar una Fallas históricas con ajuste y delicado temple. Y por último Fortes, quien a un descarado Victorino, vertical y con plomo en los talones, se lo paso despacio por la barriga sujetando la embestida con las yemas.
¿Qué tendrá el toreo al natural?